La comezón de fin de año. Las personas que se angustian por cualquier contratiempo en su rutina de vida, generalmente hacen que su sistema inmunológico se debilite. el continuo estrés se manifiesta en síntomas de gastritis, estreñimiento, dolores de cabeza, y otros padecimientos que son formas de expresión del cuerpo al sentirse agredido, pues son consecuencia de las fuertes descargas de adrenalina en su sistema.
Se sabe a ciencia cierta que el mayor porcentaje de estos casos es corregible, y más aún; prevenible.
La prisa y la preocupación, son los principales factores que desencadenan estos estados de ansiedad, deteriorando paulatinamente la salud. En los días previos al fin de año, se percibe una sensación de incertidumbre y de anticipación que los pregoneros del catastrofismo aprovechan para dejar caer sus nocivas predicciones. ¡Cuánta curiosidad ansiosa producen!
Son éstos, los tiempos en los que la gente tiene “comezón de oír” sintiendo curiosidad de conocer qué pasará en el futuro próximo, que si estarán peor las cosas, que si las catástrofes, que ya será el fin del mundo; es más común pensar en lo negativo o en las tragedias porque siempre habrá miedo al porvenir y al sufrimiento.
Por otro lado, existe; aunque con menos fuerza, la corriente de pensamiento positivo; lo bonito; aquellas personas que por lo general le ven el lado bueno a todos los temas, y de ahí se escalan los peldaños hasta llegar al ultra optimismo y las posturas de: “La Confesión Positiva” Que también es ofensivamente extremista.
Estos 365 días del año 2019 ya son parte de la historia. Ciertamente hubo lágrimas, dolores, enfermedades, escasez económica, desilusiones, fracasos; Sí; pero también puedo afirmar con seguridad que en estos doce meses que recién han terminado, hubo dicha, risas, éxitos, nuevas amistades, salud, pan en la mesa, un techo y cobijo, amor y bellos momentos….
La vida se vive paso a paso.
Es verdad que la cultura de la planeación en todos los ámbitos es muy necesaria, así como la postura de vivir la vida tal y como se nos presenta y estar a la expectativa de las sorpresas del día a día; mientras abramos los ojos a un nuevo día, podremos tomar la decisión de cómo queremos registrar nuestras vivencias cotidianas; así como también le demos oportunidad a nuestro cuerpo de sacudirse el estrés y todas sus consecuencias.
Si sentimos que nos gana el lado obscuro del negativismo, o si en el bullicio de la confesión positiva nos quedamos atorados en un limbo de duda y sentimos que no se quita la angustia ni la soledad; quizá podríamos voltear la mirada hacia lo que nos promete ser más lo más estable y seguro de entre todas las leyes del universo, LA PRESENCIA DE DIOS EN NUESTRA VIDA.
En los tumultos y turbulencias de la existencia, se levanta el faro que nos puede guiar hacia la paz verdadera y duradera, la promesa divina: “Yo estaré contigo todos los días” Si lo creemos, entonces iniciemos este año tomándonos de la mano de nuestro creador, dejemos que sus promesas se cumplan en nuestra vida.
El año nuevo 2020; que por sus números es un símil de la visión perfecta 20-20; ¡Veamos la realidad! Se nos abren 365 páginas en blanco para llenarlas cada día con las experiencias que Dios nos dará. Creer eso, nos ayudará a iniciar con más Fe este nuevo camino 2020.
