En todos los juegos de competencia, hay dos formas de jugar: como atacante o como defensor.El atacante sigue la estrategia, busca la manera de avanzar, juega para ganar.
El defensor intenta bloquear al contrincante, tiene que estar pendiente de la estrategia del contrario para detener su avance, juega para no perder.
El atacante actúa para ganar y el defensor reacciona para no perder.
Esta no es una diferencia mental insignificante. El enfoque que tenemos a la hora de jugar puede hacer toda la diferencia en nuestra forma de actuar.
Si juegas para no perder estás reaccionando enfocado en la palabra perder.
Si juegas para ganar estás actuando enfocado en la palabra ganar.
¿Te das cuenta de la enorme diferencia que hace esto?
Por eso te sugiero que juegues para ganar, siempre, en cualquier área de tu vida, en cualquier momento de tu tiempo, en cualquier situación, siempre juega para ganar.
Que tus acciones vayan de acuerdo al plan que tienes trazado, sorteando los obstáculos que se te presenten, sigue avanzando de acuerdo a tu proyecto.
Sé proactivo, haz que las cosas sucedan, materializa lo que visualizaste. Haz visible lo invisible.
Si juegas para no perder estarás siendo reactivo. Es decir, reaccionando de acuerdo al plan que la otra persona tenga, dependiendo de las situaciones externas en vez de actuar de acuerdo a tus motivaciones internas y personales.
Jugar para ganar es tener el optimismo que te brinda la certeza de que eres un triunfador.
Jugar para no perder, es actuar desde la indeseable posibilidad de perder con el temor de ser un fracasado.
Eres un triunfador, y tienes todo lo necesario para serlo siempre, en todo lo que te propongas. Tienes que tener la certeza de que puedes ganar. Creé en ti mismo, nunca dudes de tu grandeza. Y si alguna vez no ganas, no estás perdiendo, solamente se trata de un peldaño más en la escalera hacia el éxito.
Juega para ganar… siempre enfocado, seguro, siempre preparado… siempre ganando.