Una vida plena nos debe garantizar una convivencia fraterna con el amor, siendo este nuestro motor principal, el cual debe de llevarnos irremediablemente, hasta la consecución de nuestros más anhelados sueños, utilizando esos talentos sembrados en nosotros desde que nacimos.
Lo más importante de la vida no es la meta, sino el disfrute de los momentos presentes que nos llevan hacia ella, para asegurarnos en el futuro, un mundo lleno de felicidad y de infinitas posibilidades. No te recargues de cosas sin importancia, como los problemas agobiantes, como las propiedades, como la acumulación de cosas materiales, como del éxito a costa de lo que sea, como vanagloriarte con pensamientos soberbios e intolerantes, de creerte, la última coca cola del mundo, como poner por encima de tu tranquilidad, una lucha incansable tildando en lo paranoico, en un desgaste inhumano, queriendo abrazar unos sueños esquizofrénicos, solo tratando de obtener la mayor cantidad de dinero, a costa de pisotear a quien tenga la osadía de atravesarse en vuestro camino.
No pretendo ser quien tenga la verdad absoluta, tan solo busco despertar conciencias, porque en este momento de mi vida,
he aprendido a viajar ligero de equipaje,
dedicándome a lo que más me gusta hacer, dándole vuelo a mi pluma con mis sueños de escritor, buscando mi autorrealización y la felicidad compartida conmigo mismo, y con mi hermosa familia a quien tanto amo.
Existen muchas personas dando traspiés por la vida, tan solo con propósitos deleznables, quienes creyeron poseer la verdad, y solo la convirtieron en un lastre muy difícil de soportar sobre sus hombros.
Los hay quienes tomaron como bandera crear un imperio económico, donde se dedicaron en cuerpo y alma a obtener esa supremacía monetaria, enriquecedora de sus egos tan retorcidos, porque siempre soñaron con ser los número uno, para recibir los aplausos de sus más allegados, y de una sociedad carente de principios universales. Y lo lograron a base de luchas constantes, de trabajar de manera agobiante durante muchas horas, de abandonar literalmente a sus seres queridos, no disfrutando de sus hijos y de su familia en general, porque estaban empecinados en volverse millonarios, creyendo que para eso habíamos nacido.
Sus equipajes son muy pesados, el viaje por la vida en algún momento se terminará, porque así es como debe de suceder, y nadie está exento de ello. Cuando se nos acaben las fuerzas, cuando al transcurrir de los años, podamos analizarnos ya sin las prisas cotidianas de antaño, y cuando nos demos cuenta, que vivimos en una casa, donde nuestra familia está llena de personas extrañas, con quienes nos olvidamos de convivir, no recordando sus cumpleaños, nunca saliendo de vacaciones en familia. Donde fue un error fatal no fomentar el amor y la convivencia fraterna, y la no utilización frecuente de las palabras te amo, y de esos abrazos y cariños tan necesarios en el ser humano, para crecer y desarrollarse de manera adecuada. Y entonces la realidad nos sacudirá el cuerpo y el alma de manera inmisericorde.
Y trataremos de recuperar el tiempo perdido, pero comprobando con mucha tristeza e impotencia, que ya es demasiado tarde para enmendar esos errores equivocados del pasado.
Por eso sirva esta reflexión para invitarte a viajar ligero de equipaje, no vaya ser que al llegar a tu destino, revises tu maleta, dándote cuenta de que fue llenada con muchas cosas triviales e inservibles, y no aptas para disfrutar de la vida con todo su esplendor. Y que se te olvidó empacar lo más importante: al amor, a la felicidad, a la fraternidad, al cariño y al disfrute de la familia, quienes esperaban con ansias disfrutar contigo de maravillosos momentos, de sonrisas eternas, y de tu corazón amoroso y sincero. Por eso y por muchas razones más: Viaja Ligero de Equipaje. Nunca lo olvides, o tendrás que comprar un boleto muy caro y sin retorno. En este viaje importante por la vida.
