No podía creerlo. Ahí estaba él parado, como salido de una película de cine mudo, su sonrisa a la Buster Keaton, sus ojeras, el brillo violáceo de sus ojeras. Y esa mirada profunda, penetrante, amenazadora. El personaje avanzó hacia el librero, se acercó y comenzó a inspeccionar mis libros.
Yo no tenía miedo. O un poco, cuando siento miedo no suelo demostrarlo o darle la importancia debida. En situaciones donde debo salir corriendo por mi vida, ahí me quedo, testigo y partícipe de los acontecimientos.
Afuera llovía y era de noche, rayando en el maldito cliché, afuera llovía, como para comenzar a abundar de lugares comunes un cuento desde el principio. ¿Acaso no nos toparemos constantemente con eso en la literatura, en el oficio, la labor del escritor? Ahí estás ya, fantaseando, dejándote llevar por la sintaxis de tu pensamiento, el paroxismo de tu narrativa absurda. ¡Calla!, gritó él. ¿O acaso fui yo? ¿O fui yo en boca de él? ¿Acaso no es él una invenci/
-¡Cállate! –dijo el personaje.
¿Cómo fue? ¿En qué momento? ¿De dónde salió?
Sostuvo uno de mis libros, sentado en un banco de madera, lo hojeaba: Obra Negra, del escritor Nadaista Gonzalo Arango. Luego una plaquette cartonera: Los que se alejan de Omelas, de Ursula K. Le Guin. Sentí frío. Nunca había experimentado esas cosas, apariciones, fantasmas.
Solamente la sensación de cosas extrañas, como cuando sientes que hay alguien más en la sala a pesar de que vives solo, pasa alguien detrás de ti mientras estás en la mesa, escribiendo en la lap o en la libreta, un aire frio en tu espalda, revolotean levemente tu cabello, volteas y nada. Como cuando en plena oscuridad sientes algo caminando a tu lado, llámese dios, llámese demonio. O ambos. O nada.
-¿Quién eres?
Pero no el personaje no contesta. Nunca ha contestado, no tendría que contestar ahora. Porque este es un tiempo repetido, el maldito deja vú de siempre, la escena cual disco rayado que se repite y repite y repite ad infinitum, ad nauseam. Un tiempo no tiempo, una narración no en pasado, no en presente, no en futuro sino todos los tiempos a la vez y todas las voces narrativas hablando.
¿Un vil plagio de El ruido y la furia, un homenaje acaso? ¿Sabías que la traducción es errónea, que realmente es El sonido y la furia? El eterno retorno de todas las cosas, de los acontecimientos, las reminiscencias. De este preciso instante. Recuerda rescatar cada instante desde ahora para no repetir los mismos errores después. Cronometra, apréndete los pasos, las palabras escritas y dichas, las escenas, los capítulos de tu vida.
Ergo:
1: No te distraigas. 2: Él sale de la hoja en blanco, desnudo, chorrea tinta, sale de la hoja en blanco, camina, chorrea letras me observa se estira s e e s t i r a p o r c o m p l e t o e n l a h o j a e n b l a n c o. 3: En toda la habitación se estira, su sombra se estira. 4: Siento frío. 5: Y miedo, pero no suelo demostrarlo.
-¿Quién soy?
Su voz en off resuena en la sala. Me observa una vez más. Tú lo pensaste así, así lo querías, sólo que no lo has escrito, no lo concluyes por miedo, tu maldita autocensura, por cobarde. Su voz es como la luz de un faro perdido a través de la tormenta de un mar embravecido. Tú me creaste, me dice. Me has creado toda tu vida sólo que nunca me terminas, no me completas, porque tú también eres un ser incompleto.
La sala se oscurece un momento, se ha ido la luz y luego se ilumina por nanosegundos: un relámpago allá afuera, surcando el cielo, su rostro pálido frente al mío, me mira directamente a los ojos. Ahora recuerdo, o lo estoy imaginando por vez primera. Ahora vuelvo a este instante, ahora sólo estamos él y yo y la hoja en blanco. Ahora recuerdo que siempre lo he escrito, la serpiente que se muerde la cola. Uróboros turbio, hermoso.
-¿Acaso seré yo mismo el personaje?
Gracias por las palabras que no conocía y que me hicieron ir al diccionario
Genial, Mitsuko, y espero que hayas disfrutado la lectura también. Saludos.
Hey, estuvo bueno! Aparte de conocer el nombre de la serpiente que se come la cola me adentré en el personaje y me hizo preguntarme la relación entre Obra Negra y Los que se alejan de Omelas, creo haberla encontrado algunos hilos por ahí pero no la escribo por que creo que me pasa lo mismo de la voz en off.
Pregunta: Obra negra entonces es un compilado?
Saludos y Bendiciones.
Hola de nuevo, amigo. Qué genial que te gustó el cuento. Obra Negra es un poemario del colombiano, Gonzalo Arango, poeta Nadaísta, y es icónico pues en él viene precisamente el manifiesto del Nadaísmo, una vanguardia literaria que tumbó muchos cánones y dogmas dentro del quehacer literario. Y bueno, no hay relación tal entre este libro y el de K. Le Guin, simplemente que en efecto, se encuentran en mi librero, jejeje. Abrazos.