Hay quien dice que los dolores de parto son los más terribles que se pueden sentir, sin embargo, hoy que mis hijos han crecido, puedo asegurarles que eso no es verdad.
Cuando un hijo sale de las entrañas, el dolor puede parecer insoportable, pero se supera al ver su carita inocente, su cuerpo indefenso y escuchar su llanto por primera vez.
Hoy estoy experimentado que, cuando un hijo sale por la puerta de la casa en busca de su independencia, el dolor no parece insoportable… lo es… y no porque dude de su capacidad para vivir como un adulto, sino porque dudo de mi propia capacidad para haberle dado las enseñanzas necesarias para dejarlo volar en libertad.
No te metas en mi vida
“No te metas en mi vida” es una de las frases más crueles que he recibido, y sin embargo, quizá sea una de las más justas exigencias de un hijo al iniciar su mayoría de edad.
Te di la vida y dediqué años de la mía para que aprendieras a vivirla y enseñarte a caminar, y resulta que hoy me aterra tu manera de actuar. Pero ahora me doy cuenta de que lo que en verdad me paraliza de miedo es tan sólo pensar que tú, mi hermosa y mágica princesa, cometas los mismos errores que a tu edad cometí yo.
Por eso me meto en tu vida, por eso es que estoy invadiendo tu derecho a la libertad, por eso es que intento protegerte de que lleves las mismas cicatrices que hoy de mi alma yo misma no puedo borrar.
Hoy termina mi empleo de mamá
Renuncié a ser yo misma por los sueños de alguien más, y sólo logré tejer pesadillas, con hilos de reproches, culpas y ansiedad.
Sé que no hice un buen trabajo, pero ya no hay vuelta atrás. Llegó el tiempo de jubilarme… Hoy termina mi empleo de mamá.
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