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Bajo sus pies una capa de hielo la sostiene, sabe que en cualquier momento podría romperse y quedar nuevamente hundida, perdiendo poco a poco la respiración.

En situaciones así quisiera olvidarse de pensar y solo actuar, mas su adoctrinamiento no se lo permite; aún no puede quitarse ese yugo; se enorgullece de él, pero también lo detesta.  

Mientras intenta aclarar sus pensamientos y definir su destino, el dragón escarlata aparece persiguiendo sus pensamientos y por más que presta atención, la voz del Anciano de Días no se escucha; lo único que recuerda es la sensación de estar hundiéndose: mezcla de dolor, amor, desesperación y esperanza.

El mundo se ve diferente, nunca había considerado esa perspectiva; logró soportar tanto dolor, tanto caos y miedo que ahora la cotidianidad le espanta; ahora entiende a aquellos adictos al riesgo, no hay manera de olvidar la sensación de estar tan cerca de la muerte.

Sus pies tiemblan cada que se mueve, no sabe hacia dónde caminar.

No se puede quedar ahí por más tiempo; el dragón escarlata comienza a acercarse.

Tiene miedo de que la superficie sobre la que está parada vuelva a romperse; aunque también extraña esa sensación de frío; podría dejarse llevar por la corriente y no regresar.

Esta ocasión no se aferraría, ni diría adiós; solo desaparecería.

Sigue su andar sobre el hielo, con el miedo en las manos; a punto de adueñárselo.

El dragón escarlata comienza a hablar.

No notarían su ausencia, lo especial que creía tener ha desaparecido, vuelve a ser un número más en las estadísticas, su corazón vacío está y nadie lo percibe.

En ningún pensamiento aparece su nombre, el hielo comienza a crujir, su voz es imperceptible.

Ya no tiene ganas de gritar, da un paso y el hielo se parte.

Ninguna lágrima cae por su nombre.

Sus zapatos comienzan a mojarse, el agua helada se abre paso sobre el tejido del calcetín

El dragón escarlata agita el agua con su cola y ésta comienza a subir por las rodillas de Fabela quien ha decidido no luchar.

Solo es cuestión de tiempo, en cuanto el agua entre a sus pulmones ya nada tendrá sentido, toda habrá sido una mentira.

Ni siquiera desea ver el cielo por última vez, el agua ya abraza su cintura; su corazón late cada vez más rápido, ya ha bajado los brazos, lista para dejarse llevar.

En ese instante la voz del Anciano de Días se escucha clara y fuerte; el dragón escarlata se queda plasmado, ni siquiera puede parpadear; solo le queda observar el fracaso de su plan.

Fabela, con medio cuerpo hundido en el agua ha reaccionado a la voz del Anciano de Días, su corazón desacelera y su mente reacciona.  Lo que escucha la llena de calor y evita que se siga hundiendo; aún sigue en el agua helada pero su atención está en las palabras que el Anciano de Días pronuncia.

Algunas opciones para superar el dolor emocional
¿Y a ti, qué te falta por hacer?

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