Si algo nos caracteriza a las generaciones actuales es el retrato constante a través de la famosa “selfie”, de esta autofoto, que refleja un retrato propio, personal, individual, grupal o familiar, con la que comunicamos al mundo un poco o mucho de nosotros.
Sin embargo, en esta ocasión quiero usar esta exquisita frase del maestro Joaquín Sabina, de su canción titulada “Lágrimas de mármol” del disco “Lo niego todo”, publicado en el año 2017, como una visión de la realidad actual, del enfoque que estamos proyectando en poner el foco en lo trivial, en lo superficial, en lo periférico, sin llegar a navegar en lo más profundo de nosotros, sin comunicar, sino más bien, comentar, sin conectar, sino más bien interactuar.
Hoy estamos totalmente expuestos a la inmediatez que las redes sociales propagan, a la publicación de noticias sin fuentes confirmadas, a la constante difamación, al compartir sin analizar, al opinar de todo sin tener muchas veces la tablas para emitir un juicio serio. Esto no quiere decir que no tengamos una voz y una opinión, pero seamos honestos, ¿cuántas veces haz publicado o compartido algo de lo que realmente no tienes mucho conocimiento o marco de referencia? Y nos dejamos llevar por la opinión de “expertos” que todos los días llenan las redes sociales de comentarios, de juicios, de pre-juicios, de constantes señalamientos, que algunas veces obedecen sólo a interés personales o del círculo al que pertenecen, y alguna veces a opiniones verdaderamente serias y objetivas.
Dejar de hacerle selfies al ombligo es una visión que carga de tinta a una pluma más consciente, más responsable, con más apertura y con visión autocrítica, de decir ¿tengo una opinión sobre este tema? ¿es de mi interés? ¿es trascendente? Es posicionar muy bien la cámara en el ángulo preciso que nos permita tomar una foto de cuerpo completo, que retrate el marco completo y que nos permita como ciudadanos aportar más a la sociedad, a nuestro ciudad, a nuestro país.
Robert Capa, un periodista del lente, de la cámara, famoso corresponsal gráfico de guerra y fotoperiodista húngaro del siglo XX, dijo alguna vez “Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, no estabas lo suficientemente cerca”. Estemos más cerca de los hechos para tener fotos que retraten algo más que la superficialidad, sino más bien, la belleza y nobleza que existe en todos nosotros.