¿Respeto a qué o a quién? Lo primero a lo que debemos respetar -aparte por supuesto de a Dios o como le llamemos dependiendo de la religión que profesemos, y si somos ateos pues en lo que creamos (no quiero meterme en ese tema ya que respeto la individualidad de creencia)- pues es a nosotros mismos. Y no hablo de si hacemos ejercicio o no, o si comemos o no saludable, sino de que respetarnos es contestar a esta simple pregunta: ¿soy feliz?
Si la respuesta fue afirmativa entonces nos respetamos, si la respuesta fue negativa entonces no nos estamos respetando a nosotros mismos, no importando si respeto a mis padres, a mis compañeros de vida, a mis hijos, a mi sociedad, a la religión… si no somos felices es porque en algún punto de nuestra vida no nos respetamos.
Debemos preguntarnos si damos gracias por la bendición de despertar a un nuevo día, por tener o no un compañero de vida, por tener o no a nuestros padres, a nuestros hijos, por tener un techo, por tener salud o estar enfermos, por el amanecer o el anochecer, por tener trabajo, por tener vecinos, por el canto de los pájaros, el frio o el calor, por nuestros alimentos (no importando que sean frijoles o filetes), por los animales domésticos, por las flores, por la vida en general. Si en alguna de estas respuestas existe un no, entonces hay alguna parte de nuestra vida en la que no estamos teniendo respeto y hay que analizar dónde y porqué.
El respetarnos a nosotros mismos es hacer una actividad física en la medida de nuestras posibilidades, si no tenemos tiempo o dinero pues hay que tratar de caminar lo más que podamos bajándonos una parada antes de la nuestra, estacionando lo más lejos que podamos de la entrada, poder comer y beber lo que nos gusta y nos hace bien a nuestro cuerpo y aunque no sea así con medida, vestirnos como nos agrada a nosotros y no por gustos de otros, respetando usos y creencias, trabajar en lo que nos gusta no importando el salario ya que cuando lo hacemos entonces no se considera trabajo, descansar lo suficiente para que nuestro cuerpo no se recienta o enferme, decir no a lo que no nos gusta o nos hace daño siempre y cuando respetando a los demás. Hay que amar nuestra vida tal y como la tenemos y si no lo hacemos hay que cambiar lo que sea necesario.
Respetar nuestra persona no importando cómo seamos físicamente; altos, chaparros, gordos, flacos, bellos o feos (y no me refiero a la percepción de belleza o fealdad física sino interna), seamos adinerados o no, y les aseguro que si hacemos esto seremos felices en donde estemos y con quien estemos y la vida será fácil y nuestros días pasarán sin pesar alguno.