Cuando hablamos de mitología, nuestra mente velozmente se remota a la historia del hombre siglos atrás. Más específicamente a sus creencias, y a la forma en la que se relacionaban con la fantasía. Nos referimos a ese conjunto de leyendas y mitos de identidad propia que identificaban a un pueblo. A toda una civilización. La etimología de la palabra mitología, proviene del latín mythología y claramente hace referencia al conjunto de creencias de una comunidad en especifica. A su vez, se refiere al estudio de dioses y héroes de la antigüedad. Las mitologías más conocidas, y dos claros ejemplos visuales y palpables, por supuesto; son la griega y la romana. El mundo, de hecho, se ha enfocado principalmente en estas dos a tal grado de que, con el paso de los siglos, desgraciadamente se ha ido dejando en el olvido a otras que si bien, no han logrado sobresalir en el tema histórico como las anteriormente mencionada lo han hecho, sí tienen mucho que decir con respecto a la forma en la que otras civilizaciones de importancia similar veían el mundo. Tal es el caso de la mitología maya, de la cual; hablaremos en el siguiente artículo.
¿Por qué su importancia?
Si bien, es claro admitir que los legados de dicha mitología no son del todo extensos, sí puede decirse que es rica en cultura y precisa a la hora de hablar sobre los mitos y las creencias que entornaban a esta civilización que floreció al sur de México, arribando hasta países como Guatemala, Honduras y parte de Belice, prevaleciendo así durante 18 siglos.
Al igual que otras mitologías, los mayas recurrían a la existencia de grandes deidades y fuerzas sobrenaturales para explicar fenómenos naturales y meteorológicos, lo cual, explicaría a su vez la razón de que se llevasen a cabo sacrificios humanos para rendir tributo y complacer a los dioses que, de acuerdo a sus creencias, influían a que ciertos acontecimientos sucediesen en la tierra.
De acuerdo con el Popol Vuh (uno de los textos más preciados y representativos de la mitología maya) la tierra fue creada por un par de dioses; Tepeu y Gugumatz (también conocido como Kukulkán), a quienes se les atribuye como el creador y el formador del primer hombre.
En el Popol Vuh, se narra de igual manera la historia de los hermanos gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, quienes descendieron hasta el inframundo (Xibalbá) para debatirse en una feroz guerra contra los Ajawab.
Además del Popol Vuh, existen otros dos textos considerados como vitales para la exposición de la mitología maya; El Chilam Balam, y la crónica de Chac Xulub Chen.
Mientras el primer texto relata la historia de la civilización maya, el segundo fue escrito por miembros indígenas pertenecientes a la familia Pech. Sumado a estos textos, vale la pena recalcar que la participación de los sacerdotes tenía gran relevancia en lo que a la mitología maya se refiere, pues eran ellos los que intervenían entre la relación humano-deidad.
Su presencia no solo se limita al mundo real y cotidiano, sino también en algunos relatos. Con lo ya mencionado, hasta ese punto, podemos llegar a la conclusión de que hablar de la mitología maya; traerla a nuestro presente para sacarla del olvido al que la hemos sometido, es sinónimo de reestablecer raíces, conexiones con nuestro pasado. Es admirar la forma en la que dicha civilización estableció su propia versión del inframundo, de la muerte misma y de todo el universo. La mitología maya, buscaba enfatizar inclusive, la importancia del equilibrio en la naturaleza y en la vida misma del hombre. Pues la existencia de cualquier criatura, fuera pequeña o grande, tenía una razón de ser, y una misión en la tierra.