Habilidades blandas ¿Por qué no siempre, las personas más inteligentes son las más exitosas?
¿Por qué algunas personas, que no han sido tan estudiosas o dedicadas, han logrado mayor éxito que algunas personas muy inteligentes?
Si ponemos atención en el campo laboral, encontraremos una situación muy semejante: personas brillantes ocupando posiciones “medianas” y personas aparentemente no tan brillantes, ocupando posiciones de alto nivel, de gran responsabilidad o de altas percepciones. En primera instancia podríamos llegar a pensar que lo que está ocurriendo es algo injusto o incongruente; pero en la mayoría de las ocasiones realmente no es así; si lo analizamos con otra perspectiva, seguramente caeremos en la cuenta de que ambos tipos de personas cuentan con habilidades o competencias muy sobresalientes; pero cada uno en campos un tanto distintos. Para explicarlo mejor, nos apoyaremos en la revisión de dos conceptos muy importantes, sobre todo cuando nos referimos al ámbito laboral: habilidad y competencia. Respecto a ambos conceptos podemos encontrar varias definiciones, pero también encontraremos algunos elementos coincidentes en ellos.
Habilidad:
Puede definirse como la capacidad o la destreza que tiene una persona para ejecutar una tarea o una acción, o para resolver un problema; este concepto generalmente se utiliza para referirse a labores físicas o manuales, que quien ocupa un puesto, debe ejecutar de manera regular y eficaz, pero generalmente de manera prácticamente automática o inconsciente.
Competencia:
Puede definirse como la capacidad que tiene una persona, para aplicar de manera práctica o ejecutar una acción, como resultado de los conocimientos, habilidades técnicas y sociales, actitudes y valores con los que ella cuenta; es decir, buscando actuar conscientemente, de una manera eficiente. Aún cuando ambos conceptos frecuentemente se llegan a utilizar como si fueran sinónimos, el concepto de competencia se puede considerar más amplio o complejo; sin embargo, en el ámbito laboral es muy común utilizar el concepto de habilidades, el cual a su vez se suele dividir en dos tipos: habilidades duras y habilidades blandas, o hard skills y soft skills.
Habilidades duras, o hard skills:
Son todas aquellas destrezas o habilidades de carácter técnico, necesarias para ejecutar adecuadamente una tarea o desempeñar una función; este tipo de habilidades generalmente se pueden desarrollar y mejorar, por medio de la práctica, el entrenamiento y el ejercicio constante. Algunos ejemplos de estas habilidades son: manejo de herramientas, equipo y maquinaria, idiomas, cálculo, matemáticas, lenguajes y programación de sistemas o equipos, contabilidad, manejo de inventarios, etc.
Habilidades blandas o soft skills:
Se entienden como aquellas competencias de tipo social, que tienen como propósito mejorar las relaciones interpersonales. Aún cuando este tipo de habilidades pueden llegar a originarse muchas veces en una aparente predisposición genética, también pueden ser aprendidas desde la infancia y desarrolladas a lo largo de la existencia y experiencia del individuo. El desarrollo de este tipo de habilidades se logra por medio del entrenamiento y la práctica en la interacción con otras personas. Dentro de este tipo de habilidades, podemos mencionar, entre otras, la comunicación asertiva, el trabajo en equipo, la motivación, la negociación y solución de conflictos, el liderazgo, la adaptación al cambio, etc. Estas habilidades también llegan a señalarse como habilidades transversales, por considerarse necesarias para actuar eficientemente en diferentes contextos, profesiones, posiciones, niveles, empresas, etc.
¿Y por qué son importantes las habilidades blandas?
Este tipo de habilidades empezaron a estudiarse desde inicios del siglo pasado; estudios realizados de entonces a la fecha, han demostrado que el éxito, en diferentes ámbitos, está referido al desarrollo y ejecución de las habilidades blandas, en mayor medida que al de las habilidades duras, al grado de llegar a considerarse que casi un 80% de las personas que se consideran exitosas son personas que centran parte de sus fortalezas en las habilidades blandas más que en las habilidades duras; lo que les facilita la interacción, el trabajo y la cooperación con los demás; así como el aprovechamiento de sus capacidades para relacionarse con los demás y alcanzar más fácilmente sus objetivos.
Algunas ventajas:
El desarrollo de las habilidades blandas permite al
ser humano, mediante el auto conocimiento, establecer una mejor relación
consigo mismo, mejorando su autoestima; además de ayudarle a construir y
desarrollar mejores relaciones con los demás; esas relaciones contribuirán en
el establecimiento de lazos y alianzas estratégicas más fuertes. Esos lazos y
alianzas, la mayoría de las veces, terminarán generándole mayores beneficios,
en comparación con aquellas personas que no se preocupan por desarrollar esas
habilidades blandas y para quienes generalmente, como consecuencia, se les
complica más obtener dichos beneficios.
El desarrollo de las habilidades blandas, puede ayudar a eliminar algunas
emociones y sentimientos negativos, tales como la baja autoestima, la
inseguridad, la desconfianza, la desmotivación, la frustración, la ira y otras
más.
Las habilidades blandas, cuando son correctamente empleadas, serán de mucha
utilidad y permitirán al ser humano, analizar, entender, comprender y en un
nivel más elevado, ayudar a los demás a comprenderse a sí mismos, para lograr
su propio crecimiento individual.
Algunas desventajas:
Aun cuando no se puede decir que tenga desventajas como tal, es necesario mencionar que todo proceso que contemple la mejora en las habilidades blandas, puede llegar a ser difícil, sobre todo para aquellas personas a las que se les dificulta la interacción social y para quienes, la mayoría de las veces, puede llegar a representar un gran esfuerzo y sacrificio por tener que abandonar su área de confort y enfrentar nuevos retos.
Sin embargo, cualquier proceso de mejora de las habilidades blandas, se facilitará cuando se cuente con un buen instructor, coach o facilitador.
Aplicación en el ejercicio del liderazgo Inteligente:
Dentro de las principales habilidades con las que puede contar un buen líder, se encuentran varias que pertenecen a la clasificación de habilidades blandas, como la comunicación asertiva, la escucha efectiva, la negociación, la empatía, el trabajo en equipo y otras más. Está plenamente comprobado, que una persona que utiliza adecuadamente sus habilidades blandas, logrará un impacto positivo en toda la gente con la que interactúa; lo que le redituará excelentes resultados con sus colaboradores, compañeros y superiores jerárquicos, asegurándole, la mayoría de las veces, el reconocimiento, el aprecio y el compromiso de quienes le rodean.
Claro está que, como en todo proceso en el cual una persona termina avanzando, creciendo o mejorando en algún aspecto, sobre todo profesional o económico; siempre habrá la molestia o falta de aprobación por parte de otras personas.
Y al final, ese será un buen reto para el Líder Inteligente: sobreponerse a la crítica, a las trabas o al rechazo y seguir creciendo y ayudando a los demás.
Si decides continuar avanzando hacia ese pleno Liderazgo Inteligente, que evidentemente no es sencillo ni cómodo, ¡Bienvenido al reto, no estás solo!