Los momentos al concluir una relación generalmente resultan complicados. Existe una gran cantidad de emociones, varias veces esas emociones afectan negativamente la estabilidad de los padres y más aún la de los infantes que se ven involucrados.
Pareciera que la mejor decisión respecto al cuidado de los hijos debería ser tomada por los progenitores, de común acuerdo, velando en todo momento por el bienestar de todos los integrantes de la familia, situación que numerosas veces no sucede y no es posible para las familias llegar a un arreglo.
Hay controversias de guarda y custodia que resultan una interminable guerra de argumentos legales, apelaciones y amparos, con los cuales muchas veces es necesaria la presencia de los niños al juzgado para ser escuchados, la práctica de estudios psicológicos, médicos, de trabajo social e inclusive toxicológicos a los padres, esto siempre con el argumento de tomar la mejor decisión respecto a cuál de los progenitores ofrece el mejor ambiente para el cuidado de los niños.
Sin embargo, es importante señalar que los derechos de los niños son de interés superior, esto quiere decir que lo que piensan los papás si cuenta, pero cuenta más lo que los menores necesitan, y el derecho de los niños a convivir con ambos progenitores debe ser garantizado aun en el caso de la separación o de divorcio, que los principales responsables de hacer valer este derecho no son los jueces ni los tribunales, es obligación de los progenitores satisfacer no únicamente las necesidades físicas y materiales de sus hijos si no también hacer valer el derecho de los hijos, según sea el caso, a crecer con su madre o con su padre.
