Hoy, me permito extender un fraterno saludo a todos aquellos forjadores de voluntades, aquellos que trabajan de manera permanente y constante en el desarrollo humano de sus discípulos, aquellos que no escatiman en tiempos, ni esfuerzos, en la búsqueda de generar aprendizajes significativos, aquellos líderes educativos que son una guía y ejemplo por su dedicación y preparación permanente.
Hoy, toca una vez más reconocer aquella gran labor docente, muchas veces criticada, muchas veces incomprendida y hasta a veces mancillada.
Sin embargo, ante esas manifestaciones me pregunto:
– ¿Qué sería de la sociedad sin aquellas personas que forjan voluntades de los estudiantes?
– ¿Qué sería de las familias, sino contarían con el apoyo de los forjadores de voluntades para sus hijos?
– ¿Y Qué sería de nosotros, si no hubiésemos tenido a todos aquellos forjadores de voluntades, que nos ayudaron a identificar aquella luz del saber?
Es por ello y otras innumerables razones, que no caben en un solo artículo, quiero enarbolar la bandera del reconocimiento y orgullo hacía aquellos forjadores de voluntades, aquellos inspiradores del saber y aquellos vendedores de sueños.
A ti Maestro, forjador de voluntades, que no escatimas en recorrer millas extras, con el solo propósito de que puedas llegar a lugares inimaginables, para que tus discípulos puedan generar su propio conocimiento, conectando con su esencia y con su propia consciencia.
Y que desde ese lugar puedan iniciar con su propio proceso de Transformación Personal. Por ello desde este flanco, te ánimo a que continúes firme y decidido en seguir trabajando y aportando de manera sustancial, en el desarrollo de la educación y continuar promoviendo el encuentro de las personas, con el maravilloso mundo de la luz del saber.
Un poderoso abrazo a todos los forjadores de voluntades a quienes llamamos maestros.
Gracias por existir.
Con aprecio, Luiggi Zucchetti.