Cuando se dice “77 años” inmediatamente se dirige uno a esa escala del uno al cien, y piensa que son muchos años o relativamente pocos si se mira del número cien hacia abajo. Mi madre nació un 15 de enero de 1945. Cuando finaliza la segunda guerra mundial.
El día de ayer fue su cumpleaños. ¡Por supuesto que me da alegría ver a mi madre llena de lucidez, de salud y sobre todo amor!
No tiene diabetes, sus movimientos son ágiles,come de todo y además, siempre sonríe.
Esta vez no fue como en otras ocasiones que afanoso yo andaba a las prisas por comprarle algún obsequio por ser un día especial. O llevarla a comer a algún restaurante fastuoso para que pasara un día diferente.
Es cierto, llegar a los 77 años de la forma en la que mi madre ha llegado es digno de admirarse, de aplaudirse. No toma medicinas, se vale por sí misma, hace sus ejercicios cotidianos, lleva una vida ordenada y sobre todo tiene una fe inquebrantable por el que mora en las alturas. Es una persona mayor muy sana.
La vida me ha enseñado grandes cosas, aprendizajes que he sabido asimilar en cada situación que se me presenta. No ha sido fácil, el camino de mi recorrido ha tenido escollos, y también alegrías.
Y también de mi madre he absorbido sus conocimientos, escuchar sus consejos y, sobre todo, que no hay mejor regalo para una madre que ver a su familia unida. Que no importa si no hay regalo, pero sí la presencia de los que ella ama.
Amar a mi mamá es hacerla sentir cada día especial. Con acciones que conlleven a una plenitud de alegría y felicidad. El regalo mayor de mi madre es escuchar pensamientos diferentes, no improperios de la gente que ella ama, si una cosa entristece a una madre, es que alguien hable mal de sus hijos.
Ayer cumplió años mi madre. Y eso me llena de orgullo, de agradecer de tenerla y que juntos compartimos charlas hasta volver a sonreír como cuando era yo un niño.
Y termino con una frase del filósofo –George Herbert
«Para el oído de un niño, “madre” es una palabra mágica en cualquier idioma».
Se los comparte su amigo de la eterna sonrisa.
Muchas felicidades a tu mamá y a ti Edgar Landa por tan bello texto.
Mil gracias, Aida.