El fantasma del esposo de la Sra. Graciela Zúñiga García la visita el 24 de diciembre, cuando ella estaba haciendo los tamales, esos tamales que le gustaban mucho y le beso la frente, tal como lo hacía cuando estaba con vida.
Algunos cree que en ciertas fechas especiales el espíritu de los familiares difuntos puede darse una escapada desde el más allá y visitarnos en este mundo física de tercera dimensión, con la finalidad de festejar el día que de alguna manera es representativo y con un fuerte valor emocional.
Pero algunos otros, sobre todo algunas ramas del cristianismo creen que eso no es cierto y que es “el enemigo” (el diablo) quien es un imitador, un engañador que puede leer nuestra mente y tomar la personalidad de nuestro ser querido, incluso imitando sus gestos, sus posturas, sus acciones y hasta hacer la misma voz.
Aunque algunas de las religiones antiguas señalan que los que nosotros llamamos demonios son los vigilantes que fueron envidos a esta tierra de otros mundos y galaxias para cuidar el desarrollo del ser humano, pero desobedeciendo las leyes superiores, se enamoraron de las mujeres de la tierra y procrearon con ellas y como castigo de su desobediencia los enviaron al centro de la tierra, pero desde ahí siguen controlando a la humanidad, sobre todo en su economía.
Bueno sea como sea usted es quien tiene la última palabra y aquí le dejamos la historia para qué la juzgue:
“… Mi esposo falleció hace dos años, en el 2020 y me ocurrió que el 24 de diciembre que hice los tamales yo me encontraba parada frente a la estufa y sentí como cuando él me besaba la frente, igualito y al acostarnos en la noche sentí que se sumió la cama, como si alguien se hubiese sentado su fantasma.
“Yo soy muy incrédula para este tipos de cosas, no creo en los fantasmas ni que ellos estén con nosotros, pero ese día me pasaron esas cosas.
Yo creo más que ellos están en descanso, en su sueño profundo como lo dice el padre en la misa que durmieron en la esperanza de la resurrección”.
Para ella fue su difunto esposo quien fue a visitarla en la víspera de navidad, dándole un beso en la frente como él lo hacía para que reconociera su presencia.
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