Desde eones en la evolución hasta hoy en día, nuestro cerebro cada vez más capacitado, nos ha estado enviando a través de sus neuronas, la forma de comunicarnos entre nosotros a través del habla y luego por medio de la escritura.
A causa de la tecnología, ya casi no optamos por utilizar la facultad para expresarnos en un papel, debido a la facilidad de los ordenadores, sin embargo, creo que ésta no se perderá, al contrario será custodiada por la humanidad como uno de sus tesoros más preciados, como nos hacen ver las historias que nos cuentan los arqueólogos al traducir los pedazos de tablillas y papiros que han encontrado y donde hay una gran cantidad de mensajes encriptados del paso de vidas de nuestros ancestros y ese eco nos llega, porque alguien lo plasmó para la posteridad.
Escribir en papel es como una obra de arte, hay que tener un lienzo -hoja de papel- después un pincel -plumín- y dibujar -escribir- lo que está en la mente y en la imaginación.
No es lo mismo hacerlo en un ordenador, porque cuando se escribe en una hoja de papel se imprime la esencia del ser y es como una huella dactilar, nadie lo puede hacer igual, cierto que seguimos la guía de un maestro desde pequeños y tratamos de imitarlos para aprender a hacer las letras y palabras poco a poco, pero conforme se va desarrollando la personalidad, la forma de escribir también cambia.
Podemos adoptar el arte de escribir con atención para cambiar algún rasgo de nuestra personalidad, a una cualidad deseada.
Si re aprendemos a escribir con una caligrafía armoniosa, con letras redondillas, de trazos anchos y lisos poniendo correctamente los puntos de íes, los acentos, la barra de la t, con letra cursiva, líneas y puntos en forma meticulosa, evitando la escritura apresurada y desordenada, se logrará un desarrollo extraordinario de atención, la capacidad de concentración y mayor serenidad.
Te invito a practicar por unos minutos diarios la escritura con atención, realmente se siente muy bien, además de que resulta muy esclarecedora y estimulante.