Cae la noche y el murmullo innecesario de los vivos calla, le da paso al susurro de las almas que yacen bajo la tierra, el cementerio de noche, no es de hombres valientes que no temen a los espíritus, sino de hombres serenos que buscan la compañía de las almas que no se han ido.
El Museo de Arte Funerario Benigno Montoya, ubicado al interior del Panteón de Oriente de la ciudad de Durango, ofrece a sus visitantes un recorrido armónico, mezcla de arte, religión, simbolismos e historias que seducirán la parte mística de cada uno de nosotros, me atrevo a decir, un recorrido emblemático de esta ciudad.
Fue nombrado Benigno Montoya en honor al gran escultor, quien gracias a su gran talento y precisión fue conocido como el “Miguel Ángel Mexicano”, para aquellos que se asombren y protesten en signo de falta de respeto al gran Miguel Ángel, ¡TRANQUILOS!, que el canterero Montoya bien se lo ganó, la maestría con la que talló cada una de las esculturas resulta magistral y extraordinaria al ojo humano.
Sin embargo, el museo no sólo enumera la obra del Maestro Montoya, sino que, además, cuenta con verdaderas obras de arte escultóricas y arquitectónicas, góticas, clásicas, neoclásicas, eclécticas y hasta barrocas, catafalcos, obeliscos, etc., que reflejan la profunda devoción hacía sus creencias, así como el amor al difunto y el respeto hacía la muerte.
Fundado en el año de 1860, como panteón civil, se encuentra en funcionamiento hasta el día de hoy y día con día abre sus puertas para recibir los restos mortales de los duranguenses que previendo su destino final cuentan ya con un lote destinado para su descanso eterno, pues cabe destacar que se encuentra al límite de su capacidad y son pocos los que gozan del privilegio de descansar en uno d los cementerios más bellos del norte de la república y quizá de todo México.
Como dato curioso cabe mencionar que dentro del panteón se encuentran a su vez dos panteones más, el árabe y el panteón francés, los cuales también cuentan historias apasionantes y son testigos del intercambio entre estas culturas.
Unos de los servicios más atractivos que nos ofrece el Museo, son los recorridos nocturnos, los cuales, abrazan esa parte tétrica y romántica del ser humano, y es que ¿Quién en su sano juicio se atreve visitar el panteón de noche?, De eso se trata, de desafiar al “sano juicio”, de enloquecerlo y apasionarlo un poco.
El guía de aspecto cadavérico nos da una lúgubre bienvenida, con sombrero de copa, nos hace pensar que sólo falta el carruaje tirado por corceles negros, para llevarnos de la mano al mundo de los muertos.
Nos indica el camino empedrado que nos lleva hacía una capilla, da la impresión de estar frente a un bello templo europeo, y no de una tumba, la Capilla de la familia Saravia, destaca el estilo gótico y la precisión del cincel en el decorado punta diamante en gran parte de la estructura, cruces y ornamentos en relieve, así como los muros laterales y arcos propios de este estilo engalanan cada centímetro de la Capilla.
El recorrido continúa mostrándonos aspectos iconográficos del arte funerario, la simbiosis del mundo religioso y mitológico como extensión de la vida terrenal. Las leyendas que nos relata el guía, nos invita a cuestionarnos, si somos nosotros (los vivos) quienes los visitamos, o ellos (los muertos) quienes permiten visitarlos, una leyenda de muerte, peste, llanto y una niña que regresó del mundo de los muertos, nos eriza la piel a todos.
Caminamos unos pasos y nos encontramos al pie de otro de los grandes monumentos arquitectónicos que se encuentran dentro del museo, el sepulcro de la familia Grimaldo, de dimensiones considerables pues comprende 8 lotes, ostenta un estilo neoclásico, tallado en cantera con elegancia y delicadeza prodigiosa, columnas delgadas y capiteles jónicos, por supuesto en la parte superior se ve adornado con la cruz, símbolo del cristianismo.
Nos adentramos más, ahora toca el turno de conocer al gran escultor Benigno Montoya y parte de las obras de que hacen de éste, uno de los museos representativos de la ciudad.
La obra escultórica de Montoya fue verdaderamente prolífica, capillas estilos neoclásicos y neogóticos, cruces, palomas, ornamentación, dos majestuosos monumentos dolientes tamaño natural, sin embargo su mayor aportación al arte funerario fueron los ángeles, que de acuerdo a la iconografía funeraria representan al alma.
La mayoría de estos ángeles son de un aspecto apacible, con la mirada hacia el durmiente en señal de protección, otra de las características es que se encuentran arrodillados o semiarrodillados abrazando la cruz, símbolo de abrazar la fe cristiana y a Dios, la mayoría de estas obras cuentan con flores o vegetación ornamental como alegoría a permanecer con vida aún después de la muerte; a Montoya se le atribuyen únicamente 33 ángeles, pero debido a su escuela se pueden encontrar muchos más con grandes similitudes.
La exquisitez del tallado de las obras es notorio a simple vista, pues los detalles como el drapeado de las túnicas, los pétalos de las flores, o el tallado dando un aspecto de madera cuando se trata de cruces, mejor aún las proporciones corporales son tan magníficas y exactas que resulta increíble pensar que no había un molde para su elaboración.
Casi al finalizar el recorrido llegamos a la parte más oscura del panteón y nos encontramos con una peculiaridad de éste, puesto que hay una escultura de una mujer que a sus pies tiene un caimán, no hay datos específicos del significado de este monumento, entre las especulaciones se cuenta que se trata de una virgen que sostenía al caimán en señal de dominio, como alusión a la dominación del bien sobre el mal.
Caminamos hacia a la salida luego de hora y media de recorrido, nos llevamos la satisfacción de tener en Durango uno de los museos de arte funerario más bellos de toda la república, que podemos encontrar en él, historia, arte, misticismo, amor, dolor, pero y sobre todo mucho respeto hacia la muerte.
Por un costo de tan sólo $80 pesos podemos encontrar todo esto y más, si dentro de tus planes se encuentra visitar Durango no dudes en solicitar los servicios de este recorrido, lo puedes hacer directamente en el Instituto Municipal del Arte y la Cultura (IMAC), de verdad no te arrepentirás.
Wow!!!!
Espectacular, que destacable información, mucha historia, excelente!!