En vida, hermano, en vida
En la casa de nuestros padres existía un pequeño pergamino con una imagen y un poema de la escritora mexicana Ana María Rabatte y Cervi
Justo estaba en un lugar visible, donde las personas que pasaban por ahí se percataban de dicho texto.
Mi padre siempre nos inculcó reflejar en nuestras vidas lo que dicho poema en sus letras decía. «En vida, hermano en vida”
Y hasta la fecha, suelo recordarlo en algunos estados de mi inconsistencia emocional.
En la vorágine de nuestro diario andar, a menudo pasamos por alto o no le damos la debida importancia a expresar nuestro aprecio y amor hacia aquellos que están cerca de nosotros. Sin embargo, el poema en vida «Hermano en Vida» nos recuerda la importancia de valorar y honrar a nuestros seres queridos mientras aún están con nosotros. Después de muertos, ¿para qué?
La vida es un amalgamiento de sucesos que deben de compartirse con quien está presente en nuestro camino,
compartiendo risas, lágrimas, alegrías y tristezas. Valorar la compañía de
aquel que nos brinda apoyo incondicional, que nos comprende y nos acompaña en cada paso del camino. Es un compañero fiel, un confidente y un amigo leal en
los momentos buenos y malos. Es esa persona especial que comparte nuestra sangre o que elegimos como hermano de corazón.
Hoy en día somos reacios a expresar el sentimiento, creemos que no hay necesidad de hacerlo. ¡Si tan solo supieran qué reconfortante es que alguien se preocupe por nosotros!
No debemos esperar a que
nuestros seres queridos partan de este mundo para expresarles cuánto significan
para nosotros. No debemos esperar los funerales para decir palabras hermosas y
emocionantes en su honor, SOLO PARA QUEDAR BIEN ANTE LOS OJOS DE LOS QUE SE QUEDAN. En lugar de eso, debemos aprovechar cada día para demostrar cuánto los apreciamos y cuánto los amamos.
Compartir de manera generosa, sin odios ni rencores. Dejando atrás orgullos y perjuicios que lo único que traen es distanciarnos.
En estos tiempos en el cual se valora más la vida después de sopesar una pandemia en donde perdimos a seres
queridos, nos hemos dado cuenta de que la existencia es un breve fragmento de una historia y que cualquier instante podemos decir adiós a nuestro viaje terrenal.
Hoy es día de expresar nuestro cariño mientras aún podamos hacerlo. No dejar que el tiempo pase sin decir «te quiero», sin abrazar, sin perdonar, sin agradecer. La vida es efímera y no sabemos cuánto tiempo tendremos con nuestros seres queridos.
Un hermano en vida merece ser celebrado, apreciado y amado en el presente. No debemos esperar que sea demasiado tarde para mostrarles nuestro amor y gratitud. No esperemos a que se hayan ido para lamentarnos por no haberles dicho lo que realmente sentimos. En lugar de eso, debemos aprovechar la oportunidad de expresar nuestro amor y gratitud mientras aún podamos hacerlo.
La vida nos invita a través de las múltiples manifestaciones del creador a abrir nuestros corazones y expresar nuestras
emociones con sinceridad.
Nos recuerda que cada día es una oportunidad para
perdonar y para agradecer. Nos enseña que el amor y la apreciación no deben
esperar a la muerte, si no que deben ser celebrados en la vida misma.
¡Con cariño para todos ustedes!
En vida, hermano, en vida.
Se los comparte su amigo de la eterna sonrisa
Edgar landa Hernández.
