¿Emprender es para todos? Cuando somos niños, nos preguntan que queremos ser cuando seamos grandes. Hay quienes sueñan en ser bomberos, policías o hasta superhéroes y esto es en parte por la imaginación derivada de los juegos infantiles.
Otros, se ven ejerciendo profesiones como las de sus padres porque se convierte en un modelo a seguir y más si estas actividades les dan un buen nivel de vida por lo hay pequeños que dicen que quieren ser médicos, abogados, enfermeras, profesoras, arquitectos entre otras profesiones.
Cuando llegamos a la universidad y estamos estudiando la carrera que nos gusta y que es la que nos va a dar las herramientas necesarias para lograr un desarrollo profesional y personal, pensamos en colocarnos en una buena empresa que nos permita aplicar todos los conocimientos adquiridos.
Hay quienes de forma rápida se logran colocar en buenas posiciones dentro de una organización a otros les puede costar un poco más de trabajo lograrlo y una vez dentro de la empresa independientemente del tamaño, giro, historia o demás indicadores económicos que hay detrás de cada una de ellas y una vez que nos convertimos en miembros de la organización, tenemos que demostrar que los conocimientos adquiridos son los que darán un valor agregado a la empresa, que eres un buen elemento y cumples con todos los requisitos para permanecer ahí.
Pero, ¿Qué pasa, cuando la empresa por alguna razón, ya no tiene el ambiente laboral adecuado, o ya no te ofrece mejores opciones para seguir creciendo, el sueldo ya no es atractivo o bien en los casos más drásticos la empresa comienza con recortes de personal y la gente se queda sin empleo?.
Lo primero que pasa por la mente en cualquiera de estos escenarios es buscar otro trabajo que permita obtener la estabilidad económica y desarrollo profesional deseado, pero muy pocas personas piensan en emprender algo propio.
Cuando se decide emprender, por muy pequeña y sencilla que sea una idea de negocio, el miedo al fracaso y el riesgo siempre estarán presentes porque se inicia un proceso en donde no solo, se estará del lado contrario del juego ya que aquí, hay que pensar desde el tipo de negocio, los gastos, la responsabilidad de tener los pagos en orden desde una renta, servicios, impuestos, nómina, proveedores, que los clientes estén satisfechos con los productos y servicios ofrecidos y el negocio tenga la credibilidad y confianza entre los clientes para crezca y genere los ingresos que se esperan.
Dicen, los que saben de esto que si una empresa nueva dura más de un año en el mercado ya pasaste la primer prueba, la otra es a los cinco y de ahí en adelante es seguir trabajando en mejoras en sus procesos para que siga creciendo.
En mi caso personal, el simple hecho de escribir estas líneas para ustedes es una forma de emprender, quizás pequeñita pero no todo mundo se atreve a escribir y compartir ideas, lo mismo para quien tiene un negocio de galletas, vende por catálogo, ofrece sus servicios de consultoría, tiene su estética, taller mecánico o hasta el medico en un consultorio, todas y cada una de ellas válidas y con posibilidades de crecer más.
Y usted, estimado lector ¿Ha pasado por su mente el emprender?