Oye, ¿te has dado cuenta de que por más que pasan los años, los problemas siguen siendo los mismos? No importa cuánta tecnología tengamos, seguimos tropezando con la misma piedra. ¿Por qué será? Te lo voy a decir: es porque hemos entendido mal el tiempo.
Mira, en Occidente nos han vendido la idea de que el tiempo es una línea recta. Pasado, presente, futuro… todo bien ordenadito, ¿no? Pues resulta que eso es pura ilusión, amigo mío.
Las culturas iniciáticas, esas que sabían de verdad cómo funcionaba el universo, tenían otra idea. Para ellos, el tiempo era circular. Sí, como lo oyes. No una línea, sino un círculo. ¿Te suena loco? Pues agárrate, porque hasta Einstein le dio la razón sin saberlo.
¿Te acuerdas de ese concepto raro de espacio-tiempo que inventó el Einstein? Pues resulta que es igualito a lo que los indios Hopi llamaban «Pacha». ¿Coincidencia? Ja, no me hagas reír.
Pero vamos al grano, ¿qué significa esto para ti y para mí? Pues simple: si el tiempo es circular, las cosas no cambian, se reciclan. Es como si viviéramos en un eterno día de la marmota cósmico.
Ahora, antes de que te deprimas y pienses que estamos condenados, déjame decirte algo: entender el tiempo circular es tu boleto de salida de esta rueda de hámster.
¿Recuerdas cuando te hablé de la magia? Pues aquí está el truco: si quieres que el tiempo «pase» en tu espacio, tienes que cambiar la película en tu cabeza. Y no me refiero a engañarte. Hablo de tocar ese nivel sutil donde se arma todo: la idea, la palabra, el afecto. Todo eso que los antiguos llamaban el universo del mito.
Las culturas iniciáticas sabían cómo hacer esto. Hacían rituales para cambiar el tiempo sutil y ¡bam! cambiaba el tiempo denso. ¿Quieres sol? Ritual. ¿Primavera? Otro ritual. Y no fallaban, eh. 3600 años de cultura Inca y no les falló una cosecha. ¿Coincidencia? Lo dudo.
Y aquí viene lo más loco: el tiempo no pasa, nos parece que pasa. Lo físico se destruye, pero vuelve a armarse igual. Por eso los problemas del ser humano son siempre los mismos. Ni todo nuestro avance tecnológico ha podido cambiar eso.
Entonces, ¿qué hacemos? La respuesta está en ti. Si no haces cambios en lo sutil, lo denso se rearma igual. Es como si tu vida fuera un disco rayado y tú tienes que ser el que mueva la aguja.
Así que, mi querido aprendiz de mago, te reto a que cambies tu concepción del tiempo. Verás cómo cambia tu realidad. Recuerda, el futuro es ahora. No hay separación entre lo que quieres y el momento de lograrlo.
Y como decían los antiguos: TUNATYA. ¿Que qué significa? Algo así como «¿dentro de cuánto deseo lo vas a lograr?». Porque al final, todo depende de ti y de tu capacidad para generar tu propia realidad.
¿Te atreves a dar el salto? ¿A ver el tiempo de una forma completamente nueva? El cambio ya está aquí, solo tienes que darte cuenta. Y recuerda, el mago no pide, el mago genera realidades. Así que, ¿qué realidad vas a generar hoy?
