El Ring. El ser humano tiende a delimitar, marcar territorios o espacios para definir estatus, y respeto; un edificio viejo de tres niveles enclavado en el centro de la ciudad de México, es el lugar perfecto para que el género masculino día a día se muestre a sí mismo ser el vencedor de sus batallas, no hace falta ser experto en operaciones aritméticas para calcular que la mayoría de ellos despiertan a las 5 am o quizá un poco antes, para poder llegar al lugar de reunión 6 en punto o cinco minutos antes de las seis que es la hora en la que se abre la puerta de ese emblemático lugar.
El tema de la energía ha sido objeto de tratadistas e investigadores, se han hecho experimentos respecto a conocer el tipo de energía con el cuál se impregna un espacio, concluyendo los estudiosos en el tema que el espacio es un ser vivo y este se impregna de la energía que trasmite la música, así como de los pensamientos y energías de los visitantes, por poner un ejemplo si en ese espacio se toca o escucha música clásica, las primeras personas en llegar a ese espacio se contagian del efecto de esa música, aún y cuando ya no se esté escuchando, o si la música es alegre sucederá que los sentires y pensamientos serán en ese mismo tono o lo que se llama la misma vibra.
La música que invariablemente día tras día se escucha a las seis de la mañana, es música alegre, antigua, positiva, representativa de una época con la que poco a poco se va construyendo una tramoya.
Llegué a ese lugar en calidad de cuidador, acompañante, sombra de otro ser humano, para terminar siendo aprendiz, la verdad el lugar no me provocaba otra cosa que salir corriendo a los dos minutos de haber llegado, el olor fuertísimo a sudor, los botes dispuestos de tal manera por todo el salón para servir de escupideros, contenedores de agua y sangre, los visitantes asiduos a ese lugar noventa y nueve por ciento sexo masculino, y el uno por ciento son femeninas que han hecho de ese deporte su profesión, boxeadoras profesionales, las alumnas son inconstantes, la disciplina es muy fuerte para el cuerpo pero mucho más para la mente, pero sobre todo para la mente de una mujer que no está provista de saña y determinación para acabar con él oponente a base de fuerza, se requiere decisión y disciplina para comprender la técnica del combate; los entrenadores llevan a sus alumnos al extremo de su cuerpo pero sobretodo de su mente, ejercicios inimaginables, golpeteo de fuerza, resistencia, asertividad en objetivos que constantemente se encuentran en movimiento; costal y pera.
Observo y pienso ¿de qué están hechos estos hombres? ¿A qué hora duermen? ¿Por qué practican ese deporte tan mental?
Pero a fuerza de disciplina uno descubre que ese deporte no es para cualquiera, se requiere de carácter, de soportar los encontronazos sin bajar la cara, sin echarte pa atrás, de no darte por vencido, de nunca bajar la guardia, si de agacharte, doblarte, girar en el momento exacto para poder evadir los ganchos, saber responder a los golpes del atacante cuando crees que ya no puedes más, tragarse la sangre que brota a borbotones de la nariz rota o el labio partido sin el menor escrúpulo, la adrenalina y el miedo se apoderan de uno apenas sabes que tendrás un combate, ese es el primer obstáculo que habrá que superar, aquietar la mente, decirle que estás preparado, que tienes condición, aún y cuando el combate solo sea amistoso, te hace pensar en la vida misma, que en cualquier momento puede cambiar, esa es la razón por la que la mayoría de los boxeadores una vez pisan el salón se dirigen a la virgen de Guadalupe que se encuentra provista en la parte superior y a mitad del salón recibiendo a los deportistas, cuidadora de los devotos y creyentes.
Una vez colocados los contrincantes en su esquina del cuadrilátero elevan la vista al cielo a mera petición de protección y ayuda para el combate, consientes son del resultado que puede provocar un solo golpe de su oponente provisto de fuerza y asertividad, de hecho muchos de los practicantes en ese lugar tienen algún deterioro en su salud, padecimientos imperceptibles a simple vista, sin que ello les represente impedimento alguno para practicar el deporte del boxeo que involucra la mayor parte de los músculos del cuerpo, pero sobre todo saber que el enemigo número uno a vencer es la mente que insiste en bombardear de manera constante con pensamientos negativos respecto a los límites físicos, boxeo sinónimo de coraje, valentía, que como moneda de pago te exige la condición de vencer el dolor, cansancio, pereza, apatía; la adrenalina que genera el combate es a tal extremo que bloquea a los combatientes para no sentir el dolor y querer seguir en la contienda puesto que lo que se encuentra en juego es el honor, el carácter pero sobre todo la determinación y la inteligencia que implica el responder en un combate.
El boxeo por historia se encuentra relacionado a la clase popular, para practicarlo no necesitas más que ganas, puedes acudir con simple camiseta y tenis, no se requiere ropa de marca o tenis de lujo, el salón no es una pasarela, no es un lugar de acoso o asedio, es un lugar de absoluta concentración, donde cada uno de se concentra y contagia de la sinergia del otro es como si se estuviera conectado con hilos invisibles que te hacen seguir golpeando, sudando, agachando, respondiendo mientras tarareas Juanito alimaña o te descubres que una vez ha sonado la campana y tienes cuarenta y tres segundos para descansar e iniciar el siguiente round te encuentras desplazando los pies moviendo las manos y la cadera mientras rítmicamente de fondo escuchas “por la esquina del viejo barrio lo vi pasar”…