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La vida de Florencia fue muy parecida a esas historias de los melodramas que se ven en la televisión, había emigrado de la provincia, dejando atrás episodios de violencia familiar, tan común en el medio rural, y en las zonas urbanas también, durante el siglo pasado. Con una formación fiel al  modelo de la clásica cultura patriarcal, misógina y machista, de profundas raíces en el pueblo de México, no quiso soportar más el sojuzgamiento y maltrato que padecía junto a su madre y sus dos hermanas, y salió a desafiar al mundo.

Digamos que pasada la mitad del siglo XX, en este País, se le reconocía a la mujer su misión de fecundadora y experta en la crianza de los hijos y la cocina, pero estaba marginada o acotada en otras decisiones importantes para su vida, como estudiar, tener una profesión y hasta con quien casarse. Sus aspiraciones políticas eran una quimera, no eran bien vistos a aceptados los liderazgos femeninos. No obstante en 1953 se le concedió el derecho al sufragio.

Poco abonó el servicio que brindaron a la Patria, algunas convertidas en referentes de la cultura y  personajes de gestas heroicas como Sor Juana Inés de la Cruz, Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y una gran lista de mujeres, que fueron protagonistas o acompañaron las dramáticas transformaciones de México, desde la lucha por la independencia nacional,  hasta los movimientos postrevolucionarios.

Impensable en esa etapa del México en vías de desarrollo, abrir la puerta y crear las condiciones para el ingreso de las mujeres a un mundo dominado y dirigido por hombres, mientras ellas debían someterse y acomodarse a los estereotipos y convencionalismos sociales. La irreverencia o rebeldía eran juzgadas y castigadas con severidad. De esa manera, fueron pocas las  mujeres que con su voz y pensamiento, empezaron a demoler esa añeja e injusta estructura patriarcal.

En ese grupo de mujeres, precursoras del movimiento feminista mexicano en los cincuentas, destaca la escritora y diplomática Rosario Castellanos (1925-1974). Y precisamente, un acercamiento a su vida y obra, es bien logrado por Natalia Beristáin, directora de la película Los Adioses, estrenada en 2018 y recientemente repuesta por una plataforma de streaming.  

La historia protagonizada por los actores mexicanos Karina Gidi y Daniel Giménez Cacho, en la versión adulta, narra la relación amorosa entre la escritora y el filósofo Ricardo Guerra, teniendo de fondo los conflictos de pareja, suscitados a partir de que la mujer irrumpe en el mercado laboral y asume una actitud de inconformidad, por su situación de desventaja frente al poder masculino, en una sociedad que se resiste a ser incluyente.

Vale la pena hacer una retrospectiva, para tener el registro y avances favorables del status de la mujer y la evolución de la lucha feminista en México, no por la igualdad, porque eso es imposible por la diferencia de género, pero si por la necesaria equidad. En sus tiempos, la escritora de aguda inteligencia y pensamiento poderoso, exhibe desde la perspectiva femenina, la dura realidad en que viven las mujeres y la exigencia de generar el cambio en la cultura y la sociedad. Según la crítica, el filme con intención biográfica, es también un contundente drama social. Hasta la próxima.   

*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.

*Miembro de la Red de Escritores por el Arte y la Literatura, A.C.

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