Al vivir en un mundo completamente estresante, a menudo intentamos resolver nuestros problemas por todos los medios, sin conseguir grandes resultados. No nos damos cuenta de que muchos de estos iniciaron tiempo atrás, y que si queremos liberarnos de ellos de la mejor manera tendremos que hacer las paces con nosotros mismos en el momento presente.
Por principio de cuentas, debemos hacer que las imágenes antiguas sobre nosotros mismos se alejen de nuestra mente, para continuar de manera positiva hacia adelante, sin que nada nos detenga, pues sabemos que estamos conectados con nuestra confianza y coraje, que es la destreza de movernos hacia el futuro, sin mirar para atrás, desapegándonos del pasado.
Todos precisamos conocer nuestro talento; lo que tenemos de particular para ofrecer al mundo. No seguir esta vocación representa un inconveniente tanto para nosotros como para los demás, pues, cuando nos entregamos a la pasividad de la vida, nos tornamos también en una carga para aquellos que están a nuestro alrededor.
Se decidimos convertirnos en alguien que se dedica con todo el corazón y el valor a utilizar la vida para despertar, tenemos que utilizar el poder del coraje para superar las dificultades de lidiar con la incomodidad de los cambios. Cuando tomemos conciencia de que somos reacios en aceptar una transformación inminente, es útil preguntarse: “¿Qué es necesario que muera ahora dentro de mí, para nacer en esta nueva fase con fuerza y confianza?” La respuesta es: nuestros resentimientos y rencores.
Cada vez que seamos capaces de interiorizar y escuchar nuestro miedo, estaremos madurando el potencial de coraje. Al reconocer el temor, digamos: “Yo ya te conozco, sé para donde me llevas, no quiero seguirte más”.
¡Hay que movernos hacia el futuro! Confiemos en él.
Bibliografía recomendada:
El libro de las emociones. Reflexiones inspiradas en la psicología del budismo tibetano.
Autor Cesar Bel, Editorial Gaia.