Desde de nuestro concepción, nacimiento y desarrollo de vida hay muchos factores que nos hacen desarrollar ciertas emociones que pueden ser benéficas o perjudiciales.
Nuestra madre al saber que estamos creciendo dentro de su vientre crea una emoción de amor que nos trasmite cuando nos habla, cuando se siente feliz, o cuando alguien le pregunta por su embarazo, aunque hay casos donde puede pasar lo contrario cuando una mujer no se siente preparada para ser madre, cuando ha habido ciertas circunstancias no agradables en la concepción que puede trasmitir algo que nos puede ir consumiendo por dentro desde ese momento hasta el día en que llegamos a este mundo.
El miedo es como una semilla que se siembra y va poco a poco arraigándose en nuestro interior o que al ir creciendo con nuestras vivencias, carencias o experiencias lo vamos adquiriendo como parte de nuestra enseñanza de vida transmitida a veces por nuestros padres, hermanos, o personas con las que convivimos en nuestro diario vivir.
Es el enemigo más difícil de vencer pues se apropia de nuestra mente, de nuestro poder y nos convierte en títeres, marionetas que se van desgastando con cada respiro de ese veneno llamado miedo, que al entrar en nuestro entorno nos provoca ser débiles, frágiles e indefensos, es el mal que siempre nos acompaña, pero que puede ser controlado, disminuido o por lo menos enfrentado cuando nos lo proponemos.
Como toda emoción el miedo es algo que se alimenta o se reduce de acuerdo al aprendizaje o vivencias que hemos tenido, así mismo puede ser reemplazado con valor, con fortaleza y a veces con fe que nos hace creer en nosotros y ver que cada cosa que vivimos es consecuencia de nuestros actos.
Somos capaces de ser valientes y fuertes si, somos capaces ser miedos y sentirnos derrotados sí, pero todo depende de que actitud tomemos frente a cada situación, como nuestros apoyos familiares o de nuestro entorno nos ayuden, el miedo puede ser contagioso si somos vulnerables y nos dejamos arrastrar por los demás, o nos puede servir de plataforma para avanzar al enfrentarnos con el temor.
El ser humano es capaz de mejorar su vida y su entorno solo hace falta que crea en sí mismo y se fortalezca con fe.