Tengo en mi laptop un archivo que nombré El Jardín de Mamá, de cómo ha ido creciendo, bajo el atento y cariñoso cuidado de mi hermano menor David, que a falta de no poder ir a visitar a mamá seguido por la cuarentena, nos envía videos del avance, bajo la casi sublime supervisión de mi mamá.
Ella le va diciendo qué árboles quiere tener y qué altura deben tomar, porque eso sí, que el agua que consumen que ofrezca su fruto y tienen varios árboles frutales, en la puerta de entrada está el Ciruelo de color rojo y alrededor de él varias plantas hoy verdes, de lo que fueron las flores de nochebuena del año pasado.
En la parte frontal de la casa predominan las flores, no son muchas, pero tiene rosales de varios colores, lirios, que son su adoración, bugambilias, perritos, un arbolillo muy oloroso de nombre reseda, yerbabuena; en el pasillo hay árboles de limón, naranjo, plátano, melón papaya y en el patio posterior están la guayaba, higuera, lima, mango, ciruelo de color amarillo y pequeñas macetitas con hortalizas de chiltepín y cilantro.
Han pasado por ese modesto jardín varias plantas como la sábila, un nogal que tuvieron que quitar para poder tener más espacio para árboles y 2 palmeras que crecieron inmensas y que plantó frente a la casa justo para que sus nietos se pasearan en una hamaca, lo cual hicieron en su tiempo, ya que ahora son todos jóvenes adultos, pero después las donó al Ayuntamiento.
Esta ocupación a mi hermano le lleva un buen tiempo, levantarse muy temprano, a las 5:00 am para regarlas, barrer su espacio, podarlas y que mi mamá pueda salir a su patio a disfrutar de ellas, pues le encanta verlas, le recuerda a su niñez cuando vivía en un rancho de Sinaloa. Mi Abuelo la mandaba a cortar cebollas a la milpa y como ellas hacían tortillas de maíz a mano, era lo que le gustaba a él, hacerse un taco de cebollas!.
Ella ahora tiene casi 83 años de edad, se mantiene fuerte y saludable hasta donde se puede a esa edad, bueno, inclusive más fuerte que yo.
En esta contingencia a mi hermano David lo encontró en casa de mamá, él acababa de pasar por una cirugía de várices en una pierna y como duró buen tiempo incapacitado, lo recortaron del trabajo. Mi mamá es viuda, mi Papá murió hace 4 años y vivía sola, claro, con los cuidados de mi hermana que vive muy cerca de ella, fue entonces que David tomó esa decisión de quedarse con ella y así fue como se fue haciendo cargo de su cuidado y de su jardín.
Este siempre ha sido uno de sus talentos naturales, tiene buena mano para las plantas, les pone música y les habla. No conforme con eso, adoptó el camellón de enfrente de la casa y comenzó también a embellecerlo, una de las palmeras estaba quemada, no sé si fue a consecuencia de un corto circuito en un alambre de la luz o por un rayo, pero él la revivió y hoy está frondosa, también hizo una plantación de girasoles gigantes, crecieron tanto, que los vecinos venían a tomarse fotografías con ellas, él reconoce a ese camellón como su parcela, pero él sabe que no lo es, ahí llegan parvadas de pericos por las tardes a jugar entre los árboles y también a comer de sus bayas.
Últimamente la buena vibra del lugar hizo que se formara un espacio dónde descansar, se juntaron varios vecinos e hicieron bancas de hierro, David las cimentó muy bien y hasta un asador para carne le agregaron al lugar, lo nombraron “El Retén”.
Quiero decir con esto que la contingencia ofreció la oportunidad de hacer ese espacio abierto para sentarse a conversar al lado de una suculenta taza de café y Susana distancia, claro!, sitio que no existiría sin la constante y disciplinada paciencia de mi hermano David en conservarlo limpio, cuidado y bonito para que mi mamá pueda disfrutarlo al menos por ahora a través de su ventana y que confiamos en que ya lo hará presencialmente cuando pase esta cuarentena y sus riesgos.
Dedicado a mi Hermano Óscar David y a Mamá.