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Más de dos décadas de azotarse en la lucha libre profesional le han dejado a «El Terrible» cicatrices en el cuerpo de las que se siente orgulloso, pero las que más presume son las que habitan su memoria.Recuerdos de aquellas noches en las que durmió en la calle en busca del sueño de ser gladiador, de los días en los que había poco para alimentarse pero mucha hambre de éxito en los enlonados.


Así que por eso es escéptico con las nuevas generaciones, con sus ganas de ser luchadores. «Soy muy exigente con este deporte, por él doy mi vida. Tal vez como me enseñaron los grandes monstruos como Bestia Salvaje o Emilio Charles Jr. Ahora muchos luchadores son vedettes y no respetan a la gente, les falta sufrir para encontrar las oportunidades y no valoran lo que tienen. Los que hemos dormido en la calle porque te corrieron del lugar donde estabas porque no tuviste para pagar, sabemos de qué se trata salir adelante. Les falta sufrir para no ser conformistas», sentencia el rudo.
Hay pocos luchadores en la actualidad que conecten de manera tan fuerte con el público, como lo hace él. Un maloso nato que porta con orgullo regio el cinturón de peso completo, un campeonato que tiene un significado especial en su carrera.

“Es un orgullo porque el último que lo tuvo antes que yo fue mi paisano Héctor Garza.

Siempre le he dado la importancia a los campeonatos, los valoro porque son oportunidades que llegan pocas veces y hay que aprovecharlas al máximo”.

Sin embargo, lo complicado es darle brillo, pues en la empresa (CMLL) y en general en la lucha libre mexicana hay pocos estetas de su talla y peso para retarlo. “El que más ha ‘picado piedra’ es el Diamante Azul; otro que ha sido difícil es el Valiente, lo reconozco porque trae lo suyo. Gracias a los rivales demuestro lo que tengo, tanto en técnica como en rudeza. Desde el llaveo hasta cuando me enojo y rompo las reglas”.


Si le dieran a elegir a posibles retadores, pensaría en el Último Guerrero, «pero jóvenes no hay muchos. Tal vez Kraneo, que es un peso mega completo. Pero no me le arrugo a nadie, en otros lugares he enfrentado a tipos de más de 2 metros y 180 kilos, así que no estaría mal darle la oportunidad, él sabe de lucha y tiene su chispa, sería algo interesante».

Cuando el Terrible atrapa al público robustece su alma y agradece al pasado. «Soy un luchador que no pide apoyo o aplausos pero la gente se me entrega por mi trabajo, es el tributo que recibo. Yo vengo a luchar para ellos, no para mi. Ahora a los jóvenes les falta el valor y la hambre. Yo sigo aprendiendo, soy de los últimos de la vieja escuela».

Y es que ha sido parte de grupos emblemáticos como la Universidad de los Guapos, los Perros del Mal y los Ingobernables, pero si le dan a elegir, presume la dupla que formó con el Texano Jr., como los TRT. «Fuimos una de las mejores parejas, nos defendíamos a capa y espada y nos entendíamos con los ojos cerrados. Ahora estoy solo, así nací y estoy viviendo mi segunda oportunidad».

Un lugar que casi pierde en definitiva. «Como ser humano no supe controlar mis problemas personales y los traje a la lucha libre.

También algunas lesiones me mermaron. Hubo compañeros que me apoyaron moralmente y renací como el ‘Ave Fénix’, así que cada vez subo con más ganas al ring. Aprendí que hay que arriesgarse en algo que te gusta y no dejar de mostrar la pasión arriba».

SUS RIVALES SUFRE CON SU FUERZA
FOTO: GONZALO LÓPEZ

Aunque la pandemia de Covid-19 lo alejó del mundo que lo hace feliz, supo aprovechar esta etapa para descansar y recuperarse en muchas formas, aunque en el camino haya perdido algunas cosas.


«La verdad es que subí diez kilos. Hacia ejercicio pero nada que ver con lo que estaba acostumbrado. Pero tenemos que regresar con el mismo ímpetu, quiero disfrutarlo al máximo, ya nos cuidamos lo suficiente y ahora hay que subir al ring con todas las ganas, a desahogarnos y agradecer el estar de vuelta».

Esta etapa le ha ayudado a reflexionar. Ha ganado muchos trofeos, cabelleras, campeonatos, así que lo único que desea es mantenerse en el gusto y aprecio del público, «estar en la mejor empresa fue algo que conseguí con mis méritos. Cuando luchas para la gente con el corazón, la gente se te va a entregar y lo he logrado. Supe dejar fluir la lucha libre, no inventarla, sentí la lucha. A los jóvenes les pido que muestren sus cualidades limpiamente, y si son rudos, sus bases y su lado duro. A mi me enseñaron a ganarme las cosas y ahora los luchadores piden los aplausos.

Yo sigo con la actitud de un novato, no mido las consecuencias y no lucho para mi, eso aburre y no haces conexión con la gente, eso es lo más emocionante para un luchador».

Volver a hacer un equipo no es su prioridad, pero tampoco lo descarta y se da tiempo de arrojar un par de nombres de posibles aliados. «Hay jóvenes que pueden sobresalir, me gusta Disturbio y el Coyote. Pero siento a veces hay algo que les falta (a los jóvenes), yo puedo guiarlos pero sigo aprendiendo. Si me dan la oportunidad de hacer algo otra vez, sé que hay armas y elementos, pero la pregunta es si ellos subirán a mi nivel o tengo que bajar al suyo».


La lucha libre no es fácil y no cualquiera se sostienen tantos años, el está cerca de las tres décadas en ella.

«A muchos les dan la oportunidad y de repente ya no los vuelves a ver, yo encantado de estar con nuevos valores, quiero dejar escuela y cimientos firmes para que ellos y los que vengan sigan demostrando su calidad».

Un ejemplo de lealtad y compañerismo lo encontró en otro bando, el de las mujeres, representado por la Comandante (la Nazi). «Siempre hemos sido nosotros mismos, ella es una mujer de mucho agarre, no le tuvo miedo a nada y es de las pocas que se ha enfrentado a pesos completos hombres. Ha crecido de forma independiente y estando con ella la defiendo, luchisticamente no está sola, somos compañeros y amigos».

Así que la quiere en su esquina para volver a los enlonados. «No vamos a empezar de cero, fue un tiempo para recuperarnos, hay lesiones que no les damos tiempo y nos sirvió para volver con nuevos aires, para hacer sentir a la gente que vamos por el mismo camino. Cuando empecemos voy a venir con la misma actitud de siempre, sé que ella (la Comandante) también lo hará».

Don Pepe es sordo y perdió la vista, pero nunca su afición por los Rojinegros del Atlas
A través de tus manos.

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