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    El  cáncer  de colon es una de los tumores malignos más frecuentes; su incidencia ha ido en aumento en el mundo occidental, además de que se observa a edades cada vez más tempranas, atribuyendo esto en gran parte a los cambios en la dieta y el estilo de vida como factores de riesgo. Las estadísticas actuales lo reportan como el cuarto tipo de cáncer más común a nivel mundial y la segunda causa  de  muerte por cáncer  en  Estados  Unidos.  En  México, por otra parte,  ya  constituye  el  primer lugar  en  frecuencia  de  los  tumores  del  aparato  digestivo. Representa un azote verdadero a nivel mundial con una incidencia  anual  de  casi  un  millón  de  casos y una mortalidad de 500 000.

Como es el caso de todos los tipos de cáncer, se conocen factores de riesgo o predisponentes para padecerlo y factores protectores o de prevención.

En lo que se refiere a los factores de riesgo existen variables modificables y no modificables. Los factores genéticos o hereditarios, por ejemplo, no son modificables. Además están algunas enfermedades propias del colon, como algunos tipos de pólipos, por ejemplo; el potencial de degenerar en cáncer no es modificable directamente por el paciente pero sí por la intervención oportuna del médico.

Por otra parte están los factores de riesgo ambientales como el estilo de vida, que tienen una estrecha relación con la aparición de cáncer incluso en personas que no tienen antecedentes en su familia ni enfermedades predisponentes y estos sí son modificables; está en la voluntad del individuo cambiarlos para la prevención o retraso de la aparición de esta enfermedad.

El propósito en esta oportunidad es hacer un énfasis especial en estos factores de riesgo modificables, especialmente los que atañen a un estilo de vida que incrementa el riesgo de aparición de este cáncer y es donde es necesaria la orientación en salud para incidir en la  frecuencia de este padecimiento.

Para esto es preciso conocer los factores relacionados al estilo de vida que han sido vinculados con la aparición de cáncer de colon (y otros tipos de cáncer).  Por lo que se debe mencionar que la relación más estrecha lo tienen: la alimentación, el peso corporal y el sedentarismo. Sin perder de vista ciertos hábitos, como el tabaquismo y la ingesta de alcohol como factores predisponentes.

En cuanto al peso corporal se refiere,  el sobrepeso y obesidad tienen una sustentada relación con un riesgo incrementado de desarrollar cáncer de colon y recto; especialmente si se tiene un abdomen voluminoso. Esto aplica tanto en los hombres como en las mujeres, aunque esta asociación parece ser mayor entre los hombres. De aquí se desprende la necesidad de mantener un peso corporal saludable.

Otro factor de riesgo en el estilo de vida es el sedentarismo. Una persona que no acostumbra a realizar actividad física de forma regular tiene una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de colon. Por lo que la activación física acorde a la edad y estado de salud de la persona puede ayudar a disminuir el riesgo.

Por otra parte, una alimentación pobre en fibra (frutas, verduras, legumbres), en la que hay un alto consumo de carnes rojas (tal como res, cerdo, cordero, vísceras), carnes frías procesadas y algunos embutidos pueden aumentar el riesgo.

Las carnes rojas cocinadas a temperaturas muy altas (fritas, asadas al carbón o a la parrilla), así como cocinar los alimentos en contacto directo con una llama (el trompo de los tacos al pastor) o una superficie muy caliente, produce una mayor cantidad de ciertos tipos de químicos promotores del cáncer (como los hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas aromáticas heterocíclicas). Evite cocinar o recalentar sus alimentos con fuego alto o exponiéndolos directamente al fuego, siempre use una barrera entre el alimento y el fuego.

La carne procesada merece una mención especial (alimentos ahumados, salchichas, jamón, salami…) ya que ha sido clasificada como cancerígeno del  Grupo 1 para los seres humanos.

Esto significa que existe  suficiente evidencia de que tiene una relación directa con la aparición de cáncer en humanos.  Tal evidencia se basa generalmente en estudios epidemiológicos que demuestran el desarrollo de cáncer en humanos expuestos.

De esta forma se estima que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente incrementa el riesgo de cáncer de colon en aproximadamente un 18%.

Esta es una razón más sumada a las recomendaciones del sector salud que aconsejan a las personas limitar el consumo de carne procesada y carne roja, toda vez que están vinculadas a un mayor riesgo de muerte por enfermedades del corazón, diabetes y otras enfermedades.

En lo    que al tabaquismo se refiere, se ha observado que las personas que han fumado por mucho tiempo tienen una probabilidad mayor de desarrollar y morir de cáncer de colon y recto que las personas que no fuman. El hábito tabáquico se ha asociado a la aparición de cáncer a nivel de diferentes tejidos y órganos, por lo que debiera hacerse un esfuerzo por erradicarlo.

También el cáncer de colon ha sido vinculado al consumo excesivo de alcohol. Para los que ingieren bebidas alcohólicas, limitar su consumo a no más de dos bebidas para los hombres y uno para las mujeres por día podría dar muchos beneficios a la salud.

Finalmente es necesario considerar que, en ocasiones, coexisten en el mismo individuo varias conductas de riesgo que en conjunto aumentan la posibilidad de desarrollar un cáncer.

Arrecifes de Xcalak
Dark: pueblo chico, infierno grande

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