La visión de la historia de Fernando del Paso en Bajo la sombra de la historia… es la de un agnóstico que se asume “testigo de mis tiempos”. Esta testificación es lo que le permite al autor incursionar en el elemento biográfico, anecdótico: su participación, a principios de la década de 1970, como periodista de la BBC de Londres, y los acontecimientos históricos que rodearon ese período (fundamentalmente, la tensiones en Medio Oriente). Precisamente, la primera parte de cuatro que conforman el libro de Del Paso, la tituló “Las mil una noches de la BBC”, y en la que incluye su infancia en la colonia Roma de la Ciudad de México, donde conoció a quien será su tío, un judío húngaro que luchó en la primera Guerra Mundial.
La anécdota de un mexicano, contemporáneo de acontecimientos históricos que tuvieron (y lo hacen hasta ahora) tintes religiosos, es el elemento que justifica la asociación de la memoria personal con un estudio sobre la historia de dos religiones. Las memorias que introduce Del Paso, relacionadas con sus respectivos acontecimientos históricos, alejan, todavía más de lo que pueden acercar, la entrada en materia del libro: la historia del islam y del judaísmo. Así, por ejemplo, el conflicto religioso en Irlanda solo conviene al judaísmo y al islam en el sentido de que el tema es la religión (y porque Del Paso es contemporáneo de ese conflicto).
No obstante este alejamiento del tema, la denominación del ensayo que constituye el título del libro (Ensayos sobre el islam y el judaísmo), sustenta el motivo por el cual Del Paso haya dedicado la primera parte del libro a sus memorias. El propósito de un ensayo es implicar un entrenamiento, una serie de preparativos y divagaciones en el tratamiento de un tema específico, sin aportar conclusiones definitivas (además, Del Paso dejó inconclusa esta obra). Estos preparativos o divagaciones quedan admitidos en la obra de Del Paso al tratarse de un ensayo, aunque éstas no fueran lo deseable para una historia sobre el islam y el judaísmo, donde su génesis y desarrollo en el tiempo son lo primordial, más allá del tinte testimonial del autor.
Fernando del Paso señala un elemento meritorio: el derecho que tiene Latinoamérica, especialmente México, a tratar asuntos propios de la historia universal, más allá de los aspectos regionales que lo constituyen como país. Su propósito es persuasivo, motivacional, pero no de reproche. Un derecho del cual su propio libro es portavoz, un ejemplo:
Ha existido, desde luego, y existen excelentes historiadores mexicanos que se han ocupado de la historia de México con un gran amor y un gran conocimiento […] Sin embargo, rara vez los historiadores mexicanos o latinoamericanos se han aventurado a incursionar en los grandes sucesos de la historia de otros países
[…]
es necesario que no solo los historiadores, sino también los escritores mexicanos y latinoamericanos aprendamos a pasearnos por la historia de todas la naciones.
Con respecto a la persecución y aniquilación de judíos durante el período nazi, Del Paso las comenta, no sin lamentación, y recurre a dos obras cinematográficas impactantes: el cortometraje Noche y Niebla (1955) de Alain Resnais y el documental Shoah (1985) de Claude Lanzmann. Más adelante, al tratar la explosión demográfica de personas árabes en Israel en los últimos años, Del Paso, soportado por una simpatía hacia la que denomina “la única democracia de Medio Oriente”, advierte que esto llevará a Israel a una encrucijada en la que, si se defiende la democracia, los judíos perderán el poder en el gobierno, y de manera determinante, sugiere: “Si [Israel] elige la democracia, el voto de la mayoría árabe destruirá al Estado judío como tal al apoderarse del gobierno. Israel no lo puede permitir. La alternativa será negar el derecho al voto a los árabes de nacionalidad israelita, transformándolos así en ciudadanos de segunda clase”. Mientras que, por un lado, Del Paso lamenta la persecución de los judíos por parte de los nazis, por otro lado sugiere un procedimiento similar de segregación llevado a cabo durante el Tercer Reich, con miras, esta vez, a la población árabe. Si bien la ironía es un elemento característico en la visión del Del Paso en torno a algunos aspectos de las religiones islámica y judía, con la evocación del holocausto y el comentario sobre los árabes de Israel quedó subrayada la tendencia del autor hacia la misericordia, sin que, por ella, renuncie éste a su capacidad de segregación, de rechazo. El relieve de este contraste en la actitud de Del Paso es, como se verá, tan irónico como sus opiniones religiosas en Bajo la sombra de la historia…