Es por todos sabido el reto que ha implicado las clases en línea. Desde la interacción de los padres con sus hijos en casa, ese cambio tan abrupto que trastocó la dinámica familiar, hasta la labor del docente que requiere no sólo elaborar y ejecutar un plan de clase, sino también mantener ese vínculo con sus estudiantes, el mayor de sus retos. Por indicaciones de las autoridades en México, los alumnos ya pueden regresar a clases presenciales, sin embargo, el panorama sigue siendo incierto, muchos padres de familia han decidido no enviar a sus hijos a la escuela, esto porque seguimos en pandemia y el riesgo de contagio es alto aún. Pero independientemente de eso, el punto medular es cómo el docente construye y mantiene esa relación a pesar de la situación, de las circunstancias que le rodean. Su papel es fundamental en la educación de los niños y jóvenes.
No es un secreto que muchos estudiantes encuentran en la escuela un refugio, un consuelo, un respiro a la violencia y abandono que viven en casa, por lo tanto, quedarse encerrados por la pandemia los ha llevado a momentos muy duros y es aquí donde muchas veces el docente ejerce un papel muy importante.
Crear un ambiente de armonía y seguridad a pesar de estar del otro lado de la pantalla, lograr por unos momentos que ese niño o ese joven vivan un momento de paz. Su presencia y sus palabras, marcan la diferencia en la realidad que viven los estudiantes, son una figura de autoridad y ponen a prueba su creatividad de manera constante, para lograr buenos resultados.
Sabemos que todo lo que rodea a la interacción entre el docente y alumno afecta de manera significativa, por ejemplo, falta de recursos tecnológicos, inestabilidad emocional, falta de interacción con los amigos, ansiedad, depresión y hasta mala comunicación con los padres.
Pero esto no debe impedir el objetivo del docente, lograr que los alumnos adquieran un aprendizaje significativo.
Aunado a esto, también el docente ha enfrentado momentos difíciles, muchos de ellos son padres también y al mismo tiempo que dan clase, tienen que atender a su familia, atender su casa, tener otra fuente de ingreso si es necesario, enfrentar enfermedades, en fin, varios factores que lo insertan en un doble trabajo.
Sin dudarlo necesitan el apoyo de otra autoridad, si es que trabajan en una institución, y si trabajan de forma independiente sabemos que siempre buscan las estrategias necesarias para formar a sus alumnos, porque ellos son su motivación.
Cabe señalar que su actualización y capacitación debe ser continua para adquirir las habilidades y herramientas necesarias en su labor y no está de más tampoco brindar algunas recomendaciones de manera más informal.
Si bien tiene que seguir las indicaciones de las autoridades educativas, el docente tiene esa capacidad de crear un vínculo, de ser sensible a las necesidades de sus estudiantes.
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De construir un puente de comunicación sólido y de guiar de manera ética. Todo lo anterior no se plasma por escrito en un plan de clase, no se incluye en un plan de estudios, porque es algo que se vive día a día y va más allá de enseñar los contenidos de las asignaturas.
Sean clases en línea o presenciales, el docente debe mantener una postura, un objetivo muy claro. El reto educativo es enorme, pero no olvidemos que a veces el docente es luz en la vida de muchos niños y jóvenes que viven en la oscuridad.
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