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Hace algunas semanas en México, el gobierno alertó a la población por el alto índice de contaminación que se presentó en la calidad del aire, por lo que las autoridades respectivas tomaron medidas para impedir el daño en la salud de sus pobladores.

Por días las aulas permanecieron vacías, calles y avenidas se encontraron desiertas, eso sin incluir los parques en los que se hacía notar la ausencia de los niños y jóvenes.

Era evidente que algo estaba pasando y quizá para algunos fue una simple exageración, para otros tal vez les fue indiferente y para algunos otros  fue una llamada de atención, una última oportunidad para revertir los daños que le hemos causado a la Tierra.

¿Cuántos documentales sobre el cuidado de la Tierra?, ¿Cuántas películas de ciencia ficción que procuran hacernos reflexionar sobre trágicos escenarios?, ¿Cuántos intentos fallidos de personas que han querido generar un cambio en la sociedad?, ¿Será tan sólo un proceso de transición asociada al consumo y a la publicidad?, o ¿Verdaderamente es un conflicto?, ¿Realmente debería importarnos?

Todas estas interrogantes me hacen pensar en una cosa; la Tierra está fastidiada  de nosotros. Por muchos años nos proporcionó de todos los recursos que necesitábamos hasta ahora, y con una sola condición; cuidarla y protegerla. ¿En verdad lo hicimos?

Sangre derramada en bosques, ríos, mares y tierra; animales extintos; calentamiento global; contaminación; tala clandestina; incendios forestales; y la lista continúa…

Pero eso sí, sigue sin importarnos, no queremos abrir los ojos para enfrentarlo, quizá muy dentro de nosotros sabemos que estamos haciendo mal, pero no lo queremos enfrentar y estamos a la espera de que alguien venga y lo solucione. Al parecer no estamos siendo conscientes de que los recursos que nos provee la Tierra son finitos y nuestras necesidades son infinitas.

El consumo nos ha dejado ciegos, no nos permite ver más allá de lo que puede pasar en un futuro que estamos próximos a vivir, y es lamentable que no haya vuelta atrás, que la Tierra  a través de sus ríos, mares y bosques nos estén pidiendo auxilio y nosotros simplemente no queremos escuchar.

Cada día hay que verlo como una oportunidad, tomar consciencia y mirar hacia delante: nuestro futuro. Si lo logramos, solo así, podremos hacer un cambio antes de que sea demasiado tarde.

¿Estás dispuesto a seguir con los ojos vendados?, porque yo preferí quitarme la venda para ver mi futuro y demostrarle a la Tierra el amor que siento por ella.

Música y esperanza: reseña de "Los Coristas"
Pax

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  1. Estamos sufriendo la consecuencias de no cuidar la propiedad común. La tierra, el único planeta con vida que conocemos y el único en el cual podemos sobrevivir. Estamos sufriendo las consecuencias de nuestro egoísmo y de pensar que no es nuestra responsabilidad sino de alguien más. La consecuencia del capitalismo, del «Poseer». La consecuencia de no soportar la idea de «comunidad» de «todo es de todos», de la individualidad mal entendida.