Hesiodo, poeta griego de alrededor del año 700 A.C., considerado el primer filósofo, hablaba de la relevancia del ahorro. Decía: “Si añades lo poco a lo poco, y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho”, lo cual demuestra que el tema del ahorro ya se manejaba siglos antes de nuestra era actual.
Ahorrar es un asunto tanto de carácter personal como económico, una persona que ahorra no solo muestra disciplina y orden sino responsabilidad para prevenir, en tiempos de abundancia, para cuando se presenten crisis económicas, mismas que se han manifestado en forma cíclica a lo largo de los años.
Puede ser que ahorrar en épocas de abundancia nos pueda parecer fácil, sin embargo, mucha gente aprovecha esos momentos para satisfacer, no solo sus necesidades financieras, sino una serie de caprichos y lujos seducidos por el bombardeo de la publicidad que nos lleva a desear adquirir bienes innecesarios.
No es raro encontrar personas actualmente que cuenten con una computadora, una laptop, una tablet y un teléfono inteligente al mismo tiempo, cuando solo este último cubriría prácticamente todas sus necesidades, a menos, claro, que la computadora o la laptop sean indispensables para el desarrollo de sus actividades profesionales, esto como ejemplo de la tendencia que tenemos a dilapidar nuestro dinero sin considerar situaciones que nos puedan sacar de la zona de confort.
Ahorrar en tiempos de crisis es muy difícil, pero no imposible, es importante señalar que el ahorro es también un ancla para tener un cierto grado de independencia, ya que si contamos con este salvoconducto en cualquier momento podemos o buscar otras oportunidades laborales que nos convengan más, o renunciar a un trabajo que nos significa sacrificio o iniciar nuestro propio negocio.
Son muchos los expertos en la materia que recomiendan una serie de pasos con el objeto de orientar a los demás hacia el ahorro, ya que ahorrar no significa solo guardar dinero, sino saber administrarlo, es decir, saber gastar.
Saber gastar significa una serie de acciones que nos llevan a aprovechar nuestros recursos de la mejor manera. Entre estas acciones podemos señalar los siguientes consejos que de llevarlos a la práctica redundarán en beneficio a nuestra economía. Es recomendable pues:
- Planificar nuestros egresos, es decir, hacer un presupuesto de nuestros gastos fijos mensuales, tales como renta y pago de servicios varios (luz, agua, gas, teléfono, etc.)
- Anotar en una libreta cualquier gasto que se haga a fin de organizar un listado de ingresos y egresos y detectar de esta manera cualquier irregularidad o gasto innecesario que realizamos sin darnos cuenta.
- Abrir una cuenta de ahorros y establecer, de acuerdo a la capacidad financiera, un porcentaje fijo mensual que será depositado y no se utilizará a menos de que se presente una verdadera emergencia.
- Liquidar todas las deudas y tratar de no manejar créditos que son solo una telaraña de la que es difícil salir por el pago de los intereses que implica. Liquidar preferentemente aquellas deudas que contrajimos en adquirir cosas innecesarias.
- Organizar un Menú, semanal, quincenal o mensual (dependiendo de cómo sea el pago salarial). En base a este Menú hacer una lista de las compras de supermercado y checar las ofertas de ese día, amén de que se recomienda no sólo atenerse rigurosamente a la lista anotada sino acudir al supermercado después de haber consumido alimentos a fin de no ser seducidos por los antojos que desbalancearán no solo la dieta, sino el presupuesto mismo.
- Cuando se cuenta con un fondo de respaldo, es decir, el ahorro, se puede ahorrar aún más en la compra de bienes necesarios ya que se facilita la negociación de la adquisición de los mismos al manejar la compra de contado logrando reducciones importantes en el precio.
- Recortar o eliminar por completo los gastos innecesarios, dejar de gastar solo por gastar, esto significará un cambio de hábitos personales, dentro de la programación de nuestro presupuesto podemos asignar una cantidad fija para consentirnos con algún antojo y apegarnos solo a esa cantidad programada.
- Ahorrar en los servicios domésticos, tales como luz, agua, gas, etc. se puede lograr con un cambio de hábitos también, por ejemplo cerrar la llave de paso cuando no se esté utilizando el agua, apagar luces de cuartos que estén solos, desconectar electrodomésticos que no estén en uso para evitar el consumo fantasma, cambiar los focos o bombillos por luces LED, etc.
Los anteriores solo son algunos ejemplos de lo que pudiera ser un buen inicio para quienes no han sabido como ahorrar, a veces nos abrumamos pensando que nuestros egresos son más altos que nuestros ingresos, pero haciendo un listado de ambos puede ser la base para detectar en dónde se encuentra la fuga de nuestro capital y analizar cómo reestructurar nuestra economía.
Recordemos una vez más, ahorrar no es solo guardar dinero, sino saberlo gastar