Hoy se cumple un año más del ataque terrorista más devastador de la historia, que cambió para siempre el rostro de Nueva York y el mundo. El 11 de septiembre (también conocido como el 9-11) , recordamos a las casi 3.000 víctimas que perdieron la vida en las torres gemelas del World Trade Center, el Pentágono y el vuelo 93 de United Airlines. También honramos a los héroes que arriesgaron sus vidas para salvar a otros, como los bomberos, los policías, los médicos y los voluntarios.
El 9-11 fue un día de horror, dolor y sufrimiento, pero también de coraje, solidaridad y esperanza. Los estadounidenses demostraron su fortaleza y resiliencia ante la adversidad, y se unieron para defender sus valores y su libertad. El mundo entero se solidarizó con ellos, y muchos países expresaron su apoyo y condolencias.
El 9-11 también nos enseñó lecciones importantes
El 9-11 también nos enseñó lecciones importantes sobre la paz, la tolerancia y la convivencia. Nos mostró que el odio y la violencia no tienen cabida en una sociedad civilizada, y que debemos trabajar juntos para prevenir y combatir el terrorismo. Nos recordó que la diversidad es una riqueza, y que debemos respetar y celebrar las diferencias entre las personas. Nos inspiró a ser más compasivos, generosos y humanos.
Estas lecciones son para ser recordadas y heredadas generación tras generación, dejando en el corazón de cada persona, la certeza de que merecemos respetarnos y vivir en un mundo de respeto y amor.
Hoy, rendimos homenaje a las víctimas del 9-11 con nuestros pensamientos, oraciones y acciones. Les agradecemos por su legado, y les prometemos que nunca les olvidaremos. También reafirmamos nuestro compromiso con la paz, la justicia y la democracia, y con la construcción de un mundo mejor para las generaciones futuras.
Que el recuerdo del 9-11 nos sirva de guía y de motivación para seguir adelante con fe, esperanza y amor.