¿Quién no recuerda cuando en el 2010 la empresa de la manzana lanzó a la venta ese revolucionario dispositivo que nos permite navegar en la red, revisar y mandar correos electrónicos, disfrutar fotos, ver videos, escuchar música, entretenerse con los videojuegos, leer libros digitales y mucho más?
Sí, efectivamente, me estoy refiriendo a la tablet o tableta como la conocemos en español. Este dispositivo del que muchas personas en su momento tenían cierta expectativa, y otras no le veían mucha utilidad, si tomamos como referencia inmediata de ese momento el auge que tenían las computadoras, sobre todo las portátiles.
Pero fue tan rápida su aceptación y uso por parte del público, que las ventas superaron lo esperado, provocando con ello que diferentes compañías dedicadas a la fabricación y producción de este tipo de tecnología, lanzaran sus propios productos.
Y como ocurre con cualquier tecnología, la tablet llegó para todas las edades, y esto incluye a los pequeños de la casa.
En el mercado existen distintos modelos de este dispositivo fabricados especialmente para ellos.
En este mundo hiper-conectado, las tabletas y los smartphones posiblemente son los dispositivos más empleados para entablar una comunicación puntual, además los medios preferidos por los usuarios para realizar muchas actividades a distancia, desde la laboral a la sentimental, las lúdicas, o las de aprendizaje.
En este sentido, la alfabetización en tales tecnologías se vuelve un componente importante en la educación de los más pequeños. Sin embargo, el proceso necesita ser progresivo y avanzar conforme a la edad del menor.
Ahora veamos dos de los principales motivos para que los padres acompañen a sus hijos durante la interacción con los dispositivos.
Primero. Enseñarles a utilizar el dispositivo con sentido, permitirá a los padres adquirir un mayor conocimiento de las herramientas con las que aprenden o se entretienen sus hijos.
Y segundo, que considero el más importante; refuerza los lazos entre hijos y padres, aunque las actividades cotidianas pueden recaer en la falta de tiempo, lo que implica que a veces resulta imposible estar con los pequeños.
Y estoy seguro que a muchos de ustedes les han surgido algunas interrogantes, por ejemplo ¿cuál tablet o smartphone es el idóneo para un niño?. Veamos.
Para decidirse por un dispositivo móvil que será usado por un menor, hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales, los cuales son diferentes pero complementarios entre sí: el hardware, que es la propia tableta o smartphone, y el software, su sistema operativo y aplicaciones.
Ambos son importantes, pues el primero no solo está relacionado con el rendimiento, sino también con su ergonomía y resistencia, fundamental para el caso de los más pequeños. Mientras que el segundo está más relacionado con la productividad y versatilidad del dispositivo.
¡Y ojo!! Aunque existen diversas tabletas que han sido diseñadas específicamente para niños y que no son de juguete, no debemos dejarnos ir por las apariencias.
Sólo algunas están realmente desarrolladas tomando en cuenta el perfil específico de los niños usuarios, adquiriendo especial importancia tanto en su diseño como en las aplicaciones predeterminadas para ellos.
Otra característica que debemos conocer es que por lo regular, la mayoría de las tabletas creadas para niños, tienen acceso a las aplicaciones solo a través de tiendas específicas, con el inconveniente de que en ocasiones no será posible descargar gratuitamente algunas apps requeridas.
De acuerdo a esto último, les diré que en el mercado actual de los dispositivos móviles nos encontraremos que existen básicamente dos posibilidades: iOS, con el iPad o iPhone, y Android con sus diferentes marcas y modelos.
Ambos poseen características específicas que las hacen un tanto cuanto diferentes una de otra, pero ambas resultan una buena opción para los pequeños. Y para decidirse por una, solo es cuestión de informarse bien de sus características y compararlas de acuerdo al objetivo de su adquisición.
Pero con estos aparatitos llegó también otra inquietud!!
Es lógico que los padres se preocupen por todos los contenidos que están al alcance de los niños en estos dispositivos, y que mejor forma de conseguir que éstos representen algo constructivo que involucrándose directamente en su utilización.
Existen ciertos riesgos para los menores cuando emplean Internet o ciertas aplicaciones; e incluso un excesivo tiempo de uso no es nada recomendable, pero ello no significa que debamos prohibirles el acceso a estos dispositivos, pues ante el riesgo también existe una ventaja que los hace útil para el desarrollo intelectual y social del menor.
Debemos ser conscientes de que internet y aplicaciones son un medio de acercamiento a toda la cultura y conocimientos, y en este caso, permiten la aproximación del menor a múltiples recursos de forma intuitiva y amena. Sin embargo, todo ello debe realizarse de forma controlada y debidamente guiada por los padres y educadores.
Una medida, aunque no la única ni la mejor, para evitar que los pequeños tengan acceso a cualquier información maliciosa, es la restricción mediante el uso de filtros de contenidos y la instalación de programas de control parental, aunque probablemente ambas no resulten en lo esperado.
Esto podría ser porque no todos saben usarlos o implementarlos, y habrá tiempos y lugares donde los menores no dispongan de esos controles y, con un momento de “libertad”, se sientan con la curiosidad de acceder a lo que les ha sido vetado.
La orientación y sensibilización por parte de padres y maestros para el uso y aprovechamiento de los dispositivos, representan la mejor forma de entendimiento y guía para los menores de edad.
Dispositivos, aplicaciones e internet, se han convertido en herramientas muy útiles que debemos tener en cuenta y saber gestionar, puesto que serán un buen complemento para la educación, pero ojo… no la solución.
