Discoteca: álbumes nuevos de Ximena Sariñana, Valgur y Gesaffelstein

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Ximena Sariñan

La jalisciense ofrece su trabajo más bailable con su cuarto disco de estudio, en el que abundan guiños a ritmos africanos y melodías para una tarde de «buena onda» con amigos.

El disco se divide en dos momentos muy marcados: los primeros tracks son los más movidos y con la mayor carga de energía. Para la segunda mitad, Ximena sigue cantándole al desamor con un compás más medido, pero con mayor sentimiento.

Las ansias de salirse de lo mismo se aplauden, pero los potenciales hits bailables no son ni de cerca iguales al poder que logra cuando escribe con un gran sentimiento de pérdida. Lo suyo no es sufrir, sino reflexionar a partir de la desolación.

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Valgur

El electropop mexicano adquiere otro cariz en manos de Elizabeth Valdivieso. La oriunda de Oaxaca exhibe con orgullo sus raíces juchitecas sin convertirlo en excentricidad: se apoya en ellas para superar la comodidad del sonido fácil que abunda en las estaciones de radio.

Con una intención clara de describir de modo «tropical» sus entornos, la fusión de jazz y pop con los ritmos tradicionales del zapoteco es deliciosa, aunque hacia el final se torna reiterativo. Eso no le quita el tono «sabrosón».

De cierto modo da continuidad a lo que arrojó en su disco debut, ya sin los ánimos de impactar y con una cercanía más notoria hacia el bolero, donde saca sus mejores momentos.

Gesaffelstein

El francés lleva el house a niveles más pop en su segundo disco, en el que se sirve de más colaboraciones para entregar un trabajo más elegante, más pulcro y con una idea más clara de hacia dónde quiere direccionar sus esfuerzos.

Sin embargo, en este intento de unificar también ha optado por un modo más lineal y plano de llegar a buen puerto, restando margen para la sorpresa o el giro de tuerca.