Rudimental
El colectivo birtánico parece decidido a hacer una reunión sonidos que han dominado las listas en Reino Unido en los años recientes. Y aunque no parece tener mucha cohesión, como piezas aisladas les sale muy bien.
Inundado de colaboraciones, harto pop encontramos en lo que hizo en su tercer álbum la banda de drum & bass, con mucho mensaje «buena onda» y de unidad.
Si bien es un trabajo luminoso, sus ansias de aceptación son tan marcadas que superado el décimo track ya no encontramos nada diferente.
Pond
Si su disco anterior tuvo muchos sintetizadores, ahora vienen recargados pero con vibraciones por todos lados, como queriendo intentar que la psicodelia no sólo invada nuestros oídos, sino que además se sienta en la piel.
Y resulta curioso que ante la apuesta se nos presente el trabajo más nítido de los australianos, con ideas claras de lo que persiguen en temas tan amplios como la política y la sociedad.
Los sonidos de «otro planeta» siguen dominando las maquetas del grupo, aunque ahora sin tanto «buzz» y con atmósferas no tan ásperas.
Panda Bear
Sin perder su sonoridad vanguardista, Noah Lennox realiza ahora un canto más familiar y con letras cálidas. Aunque le añade más guitarras a sus composiciones, no son más que modos de diversificar y convertir su propuesta en algo más personal.
No hay una gran evolución en lo que presenta, pero sí una dosificación en las percusiones para melodías más templadas. La abstracción continúa como constante, pero no hay tanto enigma por descifrar en esta ocasión.
