Esteman
El colombiano «se destapa» en su tercer larga duración, en un trabajo que no hace hincapié en la orientación sexual, pero sí persigue que el amor fluya sin importar los afectos de cada quien.
Por eso le canta al amor y desamor sin definir géneros, simplemente se aproxima al entendimiento de los sentimientos con temas más bailables y una canto más frágil, al modo de una relación que se tambalea o deambula en la incertidumbre.
Se trata de una interpretación de la libertad, la cual se asoma limitada por las definiciones, mismas que Mateus Williamson trata de superar con un ataque frontal y lleno de ritmos caribeños.
Brigitte Laverne
Canciones dulces y perversas envueltas en una atmósfera ochentera es el sello de esta producción que funciona musicalmente como viaje en el tiempo.
Sin embargo, pese a la producción a propósito de calidad «baja», el disco es trepidante, como un viaje breve que te sacude, porque las guitarras ruidosas y las letras bien seleccionadas para hacernos pensar logran emocionarnos y dejarnos al tope pidiendo más.
La cantante catalana debuta así con letras en castellano, en una especie de animada confesión sobre sus amores frustrados y cómo decide mandarlos al demonio.
Avey Tare
El integrante de Animal Collective se pone más experimental que en su anterior disco en solitario para construir piezas cuya constante es ir poco a poco construyendo una explosiva sensación.
Sin embargo, no hay mucha unidad entre los temas, lo cual no demerita las ganas de partir de una base acústica que se mezcla con extraños beats para la conformación de un trabajo medianamente experimental.
Y decimos mediano porque no se aleja de los sobresaltos logrados con anterioridad. Aún así, para los amantes de ritmos y propuestas diferentes, el resultado es altamente disfrutable.