Amadas u odiadas, aliadas o enemigas, bendición o maldición; las suegras siempre dan de qué hablar, ya sea para bien o para mal.
Si has tenido el deseo de unir tu vida a la de alguien más, siempre debes de tener presente que probablemente venga con familia incluida, y no me refiero precisamente a descendientes, sino (en la mayoría de los casos) a la temible suegra.
¿Por qué sentimos tal pánico con tan solo pronunciar esa palabra?
Al ser ella la madre de tu pareja, puede que esa persona se sienta con el derecho de involucrarse también en su relación, y según lo que tu pareja permita que su madre indague en cuestiones que solo tenga que ver con ustedes dos, es la forma en que marcarán un límite para que nadie pueda inmiscuirse en sus asuntos.
Ante todo, debe existir respeto por parte de las personas involucradas en esta relación familiar, la dinámica que tengan puede llevar a buen puerto el vínculo que tengas con tu pareja.
Aquellas mujeres que han logrado un nivel de independencia o desapego maduro con sus descendientes, serán tus grandes cómplices, ya que su experiencia podrá servirte de ejemplo; y, tu pareja y tú tendrán la oportunidad de tomar libres decisiones en asuntos que solo les compete a ustedes dos.
Existen vastos comentarios que caen en lo injusto hacia estas mujeres, algo que debes tener en cuenta es, que si deseas tener hijos, en algún momento te convertirás en una suegra.
Y, ¿Porqué el afán de tirarle mala leche a esta segunda madre?
Recalco que no es a propósito. Las suegras quieren lo mejor para sus hijos, aunque hay unas que marcan claramente su territorio. No debe existir lucha, debe existir una camaradería, total, tú y ella desean lo mejor para su retoño. Así que relájate y celébrala este 26 de octubre en el día mundial de la suegra.
