Cuando era adolescente tenía la idea de convertirme en psicóloga, ayudar a la gente con terapia y esas cosas románticas. Luego… Luego pasaron más cosas que me hicieron darme cuenta que tenía mayor potencial como paciente que como psicóloga.
Sin embargo, conozco personas asombrosas que tienen la habilidad de escuchar las estupideces de las que somos capaces como seres humanos y juzgan en su cabeza en silencio, y en lugar de regañarte o recriminarte por tus acciones, te hacen ver amablemente lo estúpidas que han sido tus elecciones y que si realmente quieres cambiar algo en tu vida no lo podrás hacer lamentando todo el tiempo tu «suerte».
¡Tienes que actuar!
Son personas maravillosas que con demasiada paciencia te brindan poco a poco herramientas para que solo o sola, salgas del pozo que cavaste.
Les encanta el chisme y monetizan con eso, por algo eligieron su carrera, pero también les gusta ayudar a los demás y eso es algo que no cualquiera puede hacer.
¿Ustedes se imaginan no darse unos madrazos por ciertas decisiones de vida? Pues esas maravillosas personas aguantan ese impulso ja ja ja.
Este escrito es para agradecer a Panché, quien me acompañó en mi camino por cuatro años y a mi actual psicólogo, que sé que una pantalla y mi conexión intermitente es lo que lo detiene de darme con la silla.
Con todo mi corazón, les agradezco a ambos por su paciencia y sabiduría infinita.
Que sigan gozando de este y cada uno de sus días.
Gracias.