Y llegamos al punto más amargo de las inversiones online: cuándo caes en una estafa.
Puede que tus ganas de generar ingresos por medio de inversiones en internet te jueguen una mala pasada y te hagan querer aprovechar todas y cada una de las «oportunidades» que te encuentres. De entre todos los tipos de estafas que han existido a lo largo de la historia hay una que llama mi atención por lo irrisoria que puede parecer.
Y es que recibir un correo electrónico del príncipe de un país lejano que se dice dispuesto a compartir su enorme fortuna contigo, es de risa loca. Sin embargo hay gente que cae. Porque esos pillos son especialistas en ganarse la confianza, hacerte creer que la fortuna es real y que para sacarla del país necesitan un poco de tu dinero.
A grandes rasgos es la forma en la que opera la llamada estafa nigeriana. Como su nombre lo indica este tipo de estafa surgió en el país africano a mediados de los 80s. Aunque también hay indicios de que este tipo de estafa se originó mucho tiempo antes por medio de cartas en las que el supuesto heredero enviaba mensajes a desconocidos en Inglaterra, Francia y otros países europeos.
Siempre diciendo que era heredero de una fortuna y que necesitaba ayuda económica para poder resolver problemas y así recuperar el dinero de la herencia; misma que compartiría con la persona que le ayudara. La víctima, corroída por la avaricia enviaba dicho dinero al supuesto príncipe y el príncipe desaparecía.
Incluso hay quién dice que esta estafa surge desde el siglo XIX con el prisionero español. Un supuesto prisionero que decía estar encerrado por haber extraído un tesoro de la corona española y mencionaba tener un mapa con la ubicación del mismo. Acto seguido pedía dinero para poder escapar y así desenterrar el tesoro.
La cosa cambió y se hizo masiva en el momento en que surgieron los correos electrónicos. Porque no es lo mismo enviar 100 cartas que tardarán semanas en ser recibidas a hacer una lista de cientos de correos electrónicos y con un solo click enviarlo a cientos de personas quiénes lo recibirán en un segundo.
Como siempre, el ingenio humano encuentra formas más sofisticadas de recorrer el mismo camino y ahora las historias son más elaboradas. Por ejemplo, un día puedes recibir el correo electrónico de un banco o hasta de una empresa que solicita inversores a los que dará rendimientos exorbitantes.
Cómo te puedes dar cuenta es la avaricia la que nos hace caer en este fraude o en muchos otros. Por ello es mejor dudar de las empresas o personas que te ofrezcan rendimientos enormes. Y por supuesto evitar abrir correos electrónicos de personas empresas o entidades desconocidas.
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