¿Alguna vez te has preguntado cómo es que hay personas que siempre saben qué decir? ¿Has notado cómo es que pueden mantener la calma ante situaciones difíciles y encontrar la solución? Para muchos, hacer esto puede parecer imposible pero simplemente se trata de desarrollar la inteligencia emocional.
Una persona con la habilidad de escuchar, comprender y percibir necesidades emocionales propias y ajenas posee una elevada inteligencia emocional. Las personas emocionalmente inteligentes se caracterizan por ser conscientes de sus acciones y sentimientos, y cómo estos afectan a los demás.
Este tipo de inteligencia es útil, no sólo en el ámbito personal sino también laboral. Esto se debe a que propicia relaciones sanas con los demás, así como un alto nivel de productividad y una destreza para manejar situaciones y resolver inconvenientes oportuna y eficazmente.
La inteligencia emocional te permitirá equilibrar emociones, comprender los deseos y necesidades propios y ajenos y empatizar con las personas. Conoce y practica las cualidades que distinguen a una persona emocionalmente inteligente.
Autoconocimiento
Identifica tu estado de ánimo: Evita contestar con un simple “bien”, o “mal”. El conocer los nombres correctos de las emociones que experimentamos ayudan a expresarnos acertadamente.
Haz que tus emociones funcionen para ti: No desacredites ni menosprecies lo que sientes. Identifica tus emociones, acéptalas y trabaja alrededor de ellas.
Autorregulación
Piensa antes de actuar: Evita actuar impulsivamente y tomar las cosas de manera personal. Caer en estas prácticas limita tu visión de la realidad y lleva a malentendidos innecesarios.
Sé abierto al cambio: Sé flexible, adáptate y enfrenta los desafíos con valentía y determinación. Acepta tus errores aprendiendo de ellos.
Motivación
Sé productivo: enfoca tu atención y energía en lograr tu objetivo. Prioriza las partes más importantes del proceso, disfrútalo y persiste.
Acéptate a ti mismo: Olvida la perfección. Date la oportunidad de aprender y crecer con cada tropiezo. Siente orgullo y satisfacción en dar tu mejor esfuerzo.
Empatía
Respeto ante todo: Escucha con atención y con la mente abierta. Esfuérzate por comprender los motivos ajenos antes de emitir cualquier juicio.
Evita las críticas negativas: Los pensamientos tóxicos atraen conflictos y amargan las relaciones. La mayoría de las veces, estos comentarios surgen de insatisfacciones propias sin llegar a nada productivo.
Habilidades sociales
Cuida tus relaciones: Preocúpate por los demás, demuestra interés y aprecio genuinos y brinda ayuda sin esperar nada a cambio ni guardar rencores. Sé agradecido y empeña tu energía en contagiar tu ánimo.
Sé asertivo: Conoce bien tus fortalezas y áreas de oportunidad. Atrévete a decir “no”. Mantén una actitud ganar-ganar ante cualquier conflicto.
Lo más importante es saber cómo manejar tus emociones teniendo en mente que todos merecemos respeto y comprensión. Recuerda que con dedicación y constancia puedes lograrlo. Tómate tu tiempo para desarrollar tu inteligencia emocional al máximo y disfruta de todos los beneficios que esto te traerá.
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