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Hace mas de un año – o quizá antes- me tocó vivir una lección de vida que me redefinió .

Mi papá se desvivió -fuerte- por nuestro bienestar, incluidos el de muchos que se cruzaban en su camino o en su vida.

Primero mi mamá, luego nosotros sus hijos, hasta que llegaron mis hijos.

Sin afán de juicio, sino más bien tras una auto-reflexión, se puso al último lugar.

Y hablo en pasado porque hace mas de un año ya no está en este plano material.

Reflexionemos: ¿Cuántas veces te has puesto después de los demás? Sin importar si eres papá, mamá, el mayor de los hermanos o el amigo más «preocupado».

Muy frecuentemente se idealiza esa «cualidad» de interés por los demás, pero ¿sin un equilibrio es algo sano?

Pienso que la vida es como una jarra de agua: vacía o casi vacía recibe más; cuando se desborda damos a los demás.

Años después -incluso antes de su muerte- aprendí que la vida es un equilibrio perfecto entre el dar y el recibir. Esa ha sido una gran enseñanza que me ha devuelto la paz perdida.

No he dejado de dar , es más, siempre doy, pero hoy estoy dispuesta a recibir, para cumplir con ese equilibrio

Y tú ¿te animas?

Cicatrices
Niños en el mundo del entretenimiento

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  1. Excelente reflexión, siempre estamos para los demás y al ultimo para nosotras mismas. Lo peor es que heredamos esta condición creando una cadena, hasta que nos damos cuenta y decidimos romperla