Soy un comunicólogo sin chamba, desesperado, idealista y soñador –por no decir estúpido-, que no trae ni un peso para una coca-cola, pero que así lo prefiere a sacrificar por un sueldo a colaborar con un gobierno municipal que no solamente ha hecho daño a este reportero, sino a toda la gente que gobierna.
Ayer chequé www.occ.com.mx y en el apartado de Comunicaciones había puro telemarketing, y que si hasta en alemán y portugués.
Antes buscaba trabajo con emoción, checaba comunicaciones, leyes, mercadotecnia, relaciones públicas y ventas entre muchos otros más, y ahora que no tengo ni un peso partido por la mitad sólo recibo comunicaciones, pero nada más para reírme de los salarios que ofrecen; al rato van a querer que uno les pague por trabajar.
He trabajado en muchas cosas. Un día, en una cantina-tasca sobre la famosa calzada de Tlalpan (en la ahora CDMXD), fui mesero sin querer, dado que el puesto era para mi amigo quien no pudo sostener la charola con vasos llenos de agua, con tan buena suerte que en menos de una hora ya era… mesero con todo y estación, dos garroteros y una chica dedicada a sacar los “muertos” y un cantinero puto con el que se podía hacer bisne al pedirle ron y nos servía wuisky para los tomadores, a la hora de liquidar en la caja pagábamos rones y nos quedábamos con el resto del dinero de lo que costaban las copas del wuiskylucan.
Cabe destacar que ni de chiste conocía el proceso de servir una mesa y mucho menos atender a cabrones borrachos; así que eché mano de mi verborrea al explicar a los comensales que si algo salía mal no era mi culpa, pues dado que estaba estudiando la prepa en el CCH Sur, apenas me daba tiempo para ir a los cursos de meseros que proporcionaba la cadena de cantina-tasca, por lo que más de una o uno se sentían culpables y dejaban buenas propinas, que rebasan el 10 %.
Recuerdo esta mentira y me recuerdo a mí mismo, con una camisa negra de manga larga y un mandil que atravesaba mi pecho con un logo tan feo que lo fui borrando poco a poco del delantal, pues me sentía “Miss mesero”.
Creí que esa chambita se había llevado una parte de mi dignidad, hasta hace uno días que estando en Cancún, dejando currículum en todos los diarios y periódicos habidos y por haber en el paradisiaco lugar, me pude dar cuenta que es más horrible ‘cambiar basura por alimentos’, como lo hace mucha gente.
Así de regreso a lo que es mi hogar, y trabajando con una banda ancha, la cual es prestada me he dado a revisar mi correo a cada rato, para ver si cae algo de chamba, con la idea de pagar por lo menos lo indispensable y no estar viviendo de la caridad de la mujer que amo.
En uno de esos mails, alguien que es una perfecta desconocida por quien escribe esto, me invita a realizar un proyecto de cine…me sorprendo pues yo nunca he sido actor y aunque el Séptimo Arte me encanta no me entusiasma la idea, y mucho menos cuando más abajo leo que es para hacer una escena de arte porno.
Que chistoso, ni me conocen y quieren que haga algo así, ni siquiera tengo el cuerpo de un atleta o de algún famoso de los llamados “estrellas de televisa”, es más ni siquiera le llegó a los talones a Boby Larios. Aunque, aún más abajo hablan de pagar bien, me detengo y pienso, seguramente se cobra más por cada cosa que se vaya a realizar, un beso, un apretón de pezón, una chaqueta o unas mamadas, sexo oral, anal… etcétera.
¿Oh, se cobra por cada saca y mete? ¿por cada gemido fingido? ¿por cada beso dado? ¿por decir: así, así, assssííí, mmaaassss?
Pero no, yo no quiero nada de eso, a quién le gusta enseñar la carne, el pelo, el sudor que uno tira cuando hace esas cosas.
Pero de repente lo pienso bien, ¿Qué me cuesta? Si, al final de cuentas nacimos encuerados, nos bañamos encuerados y tenemos sexo encuerados…debe ser fácil…perooo que tal si el film se distribuye y alcanza un éxito inesperado? Y entonces vuelvo a imaginar la cara de quienes me conocen y en las marquesinas de los cines de plazas comerciales… “Miss mesero” arrasa con las taquillas, “Miss mesero” premiado en el festival de cortometraje de la comunidad de quién sabe dónde…
Y, se llega a CDMX y; lo vé María Luisa, quien es extremadamente burlona y quien durante mucho tiempo me vio crecer; o se entera Inés -mi abuela-, se muere de la risa y quien seguramente diría… “hay hijo de la chingada hasta dónde has llegado, hay Antonio por vida tuya”. Obviamente yo tendría que salirles con una filosofía, para explicarles que un acto sexual, puede ser también un acto de fe… y de dinero.
No, la verdad, no creo poder enseñar ni siquiera como dar un beso a una perfecta desconocida, pues después de eso no creo encontrar a la mujer que quiera estar con un farsante de actor prosti y la cuestión es que no me gustaría que todo lo anterior lo relacionaran con “Miss mesero” (YO).
Pero bueno, aún tengo un dilema no sería una película porno, pues solo están pidiendo una escena, pero mi moral me dice que esto tiene que ser resuelto por “Miss mesero”, difícil pues él ya no existe, ahora solamente, pre existe este reportero que no encuentra chamba.
*José Antonio Cabello Nieto, soy producto del amor entre Federico Cabello Serralde +, y Beatriz del Rayo Nieto Ocampo +, e igual nacieron Juan Felipe, María Mayela, Clara Marina. También Federico y Priscilla Soledad quienes fueron procreados por mi padre y María Luisa Reyes.
Nací en Tulyehualco, Xochimilco; en la ahora CDMX; un 10 de enero de 1970. Para mi abuela paterna, Inés Serralde (Necho), todo mi agradecimiento por su amor compartido entre su hijo, nietos, bisnietos y tataranietos.
Después de la primaria y la secundaria, estudie en la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía, sin tener realmente una idea de lo que eso significaría.
Ingrese al CCH Sur, donde nuevamente estudio la carrera de Archivonimía y al mismo tiempo concluyo el Bachillerato, con miras a un traslado a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM; para estudiar la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva, por ser un campo que permite conocer y ayudar a mucha gente, relacionado en gran medida al reporte diario y a la creación de textos, dos de mis grandes pasiones.
Tiempo, después ingrese a un Diplomado en la Universidad Iberoamericana “El periodismo y el ejercicio periodístico en la procuración de justicia en México”, experiencia investigativa de gran enriquecimiento y que me afianzó más aún en mi camino.
Con éstas inolvidables experiencias, llegaron mis dos grandes reportajes jamás superados: Amaranta y Tenoch, de apellidos Cabello Aldana.
Vivo la vida al máximo. Me encanta todo tipo de música. Soy conservador y me gusta lo delicado y sencillo de la vida, las complicaciones me rompen la cabeza, aunque a veces tengo algo de masoquista.
Nunca he tenido una mascota propia, por falta de tiempo para su atención. Aunque, adoro el agua y todo organismo que en ella vive, menos a las aguavivas y los tiburones. También, el campo y su olor, la brisa fría y la tranquilidad que en el se respira. Me gusta viajar y conocer aquello que literalmente me ha causado fascinación sobre mi hermoso y fabuloso mundo llamado “Tierra”.
Finalmente, no tengo nada que ocultar, por lo que me expongo tal y como soy ante ustedes. Mi gran secreto la lectura y mis libros.