De mi Block de notas

De mi block de notas

 El intenso calor que azota en la ciudad, sofoca. La sed se hace presente y se mitiga con el líquido transparente que humecta mi alma. Y mientras tanto, recorro las calles con la compañía de mi hija en su nueva misión, ser odontopediatra.

Palabras muchas, diálogos inacabables en torno a lo que prosigue, a lo que vendrá después de este capítulo en nuestras vidas. Ambos sonreímos como la mayoría de las veces lo hacemos.

Las palabras sin acciones son como hojas al viento, a veces se llevan con facilidad y otras se aferran con fuerza a nuestra mente. Cuando no se les da forma con tinta, cuando no se plasman en las hojas blancas, son solo ideas flotando en nuestra mente, efímeras y pasajeras. El tiempo es el único que da peso a esas palabras, moviéndose sutilmente a medida que los actos se van sucediendo. No hay palabra válida sin acción alguna.

Las oportunidades de la vida se presentan ante nosotros una y otra vez, y con cada nuevo inicio, llega una sensación diferente.  Debemos de estar alertas a los símbolos y señales que la vida nos pone ante nuestros ojos. A medida que transcurre el tiempo, adquirir nuevos conocimientos, hacen que nos despojemos del ropaje que nos cubre, fastidiosos y molestos, que a menudo usamos para ocultar nuestra verdadera esencia.

La madurez nos habilita ver las cosas desde una perspectiva diferente, como si se nos hubieran abierto los ojos, revelando la verdad detrás de lo que antes eran solo sombras. Cada pisada que damos, nos acercamos un poco más al ser que realmente somos, sin la necesidad de ocultar nada a los demás. ¡Sin caretas ni falsas poses!

La vida es un viaje constante, lleno de altibajos y sorpresas, pero lo más importante es proseguir, hacer realidad nuestras metas y sueños. Yo lo observo con mi hija, con esa chispa que le caracteriza y en donde no claudica por muy difícil que esto sea.  Ella va tras su sueño, adelante, sin importar lo que nos depare el futuro. Cada nueva experiencia es una oportunidad para crecer y aprender, para descubrirnos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.

Se los comparte su amigo de la eterna sonrisa

Edgar Landa Hernández.