Cuando la sociedad civil rebasa a las autoridades, solo queda un «solecito» de esperanza. Uno de los temas más recurrentes en las conversaciones entre familiares, amigos, conocidos, compañeros de trabajo y difundidos a través de los medios de comunicación y ampliamente documento es el de la violencia que aqueja al país.
Sabemos, que la violencia ha crecido de forma exponencial en los últimos años y ha cobrado la vida de miles de personas más otros miles de desaparecidos.
Lejos de mencionar cifras que se vuelvan escandalosas y que generen expectativas poco favorables para usted, estimado lector; hoy quiero hablarle de la labor que se lleva a cabo desde la sociedad civil, en uno de los rubros en los que las autoridades se han quedado cortas y no han sabido cómo afrontarlo: la búsqueda de víctimas ocasionada por la violencia además de la tipificación de estos actos como desapariciones forzadas.
En el estado de Veracruz, se ha desatado un clima de inseguridad sin precedentes y que ocupa los primeros lugares a nivel nacional en desaparición forzada desde los gobiernos priistas encabezado por Fidel Herrera.
A raíz de esto, surgen grupos de ciudadanos encabezados por madres y padres de familia, que en su desesperación y poca confianza en las autoridades en la búsqueda de sus seres queridos.
Por ello surge uno de los colectivos más importantes de la región, llamado “El Solecito” fundado por Lucía Díaz Genao, quien desde 2013 busca a su hijo Luis Guillermo Lagunes Díaz. Ella y casi un centenar de personas en la misma situación, se han dado a la tarea de llevar a cabo la búsqueda de sus familiares. A lo largo de estos años, han pasado un sinnúmero de situaciones poco favorables a su labor, desde el desdén de las autoridades del estado de Veracruz donde lejos de recibir apoyo, son ignoradas hasta el grado de recibir amenazas de grupos criminales que los amedrentan para que no continúen con su trabajo y la lucha por la búsqueda de desparecidos.
Fue justo el 10 de Mayo de 2016, cuando en una marcha en la cual participaron madres de desaparecidos, recibieron un “regalo” por parte de un grupo delictivo en el cual les hicieron llegar un croquis con la ubicación de un predio y puntos marcados con cruces en un predio llamado Colinas de Santa Fe, en una zona cercana al Puerto de Veracruz en donde se les aseguró que encontrarían lo que tanto buscaban: a sus desaparecidos. Suena macabro, pero así fue.
El colectivo El Solecito, se dio a la tarea de buscar algo que les regresara la esperanza a sus vidas y encontrar pistas que las condujeran al paradero de sus familiares.
A lo largo de 3 años, en este predio al cual ya se le conoce como “narcocementerio” en donde se han ubicado más de 342 fosas clandestinas casi del tamaño de una alberca y se han logrado identificar un poco más de 30 cuerpos, ya que el trabajo forense y el cotejar muestras de ADN de las osamentas encontradas con las de los familiares resulta una labor titánica.
En 2018, el Colectivo “El Solecito” recibió un galardón por la Universidad de Notre Dame, en los Estados Unidos por la labor realizada en pro de las víctimas de violencia y desaparición forzada, siendo esta la primer organización mexicana en recibir este reconocimiento.
Datos que resultan alarmantes, es que la mayoría de los cuerpos encontrados corresponden a los años en el cual gobernaba en la entidad Javier Duarte de Ochoa y donde se presentaron atropellos y violaciones a los derechos humanos por parte de autoridades policiacas en contra de ciudadanos y una mayor actuación de organizaciones criminales como Los Zetas o Cartel Jalisco Nueva Generación.
Como ciudadanos, que vivimos el día a día en diversas ciudades del país esperamos que las autoridades en todos los niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) apliquen el todo el rigor de la ley para castigar a todos aquellos que atenten contra la vida e integridad de las personas, sean sensibles al dolor de las víctimas y agilicen los procesos de búsqueda y sobre todo apoyen en investigación forense para determinar la identidad de las osamentas encontradas, no solo en el caso de Colinas de Santa Fe, sino en todos y cada uno de los sitios en donde hay fosas clandestinas.
Por otro lado, es importante reconocer la gran labor que realiza el colectivo “El Solecito” para que la esperanza de encontrar a sus desaparecidos no termine a pesar de las dificultades que se les presentan.