Durante los últimos años la palabra inclusión se ha presentado en todos los medios de comunicación, desde redes sociales hasta foros que pretenden llevar dinámicas de competitividad empresarial, sin embargo, son pocos quienes pueden dominar el tema de la inclusión como para materializar la idea central de la ejecución correcta de un agente inclusivo.
Confundir las estrategias de integración con los proyectos de inclusión social es una situación que podría causar problemas a largo plazo en cualquier ámbito: desde el escolar hasta el empresarial o de gobierno, al no ser este sustentable y fructífero en el tiempo.
Mientras que la integración acerca a un individuo a formar parte de un grupo o proyecto tomándolo en cuenta un par de pasos de forma aislada, la inclusión se trata de un proceso completo y constante que tiene como fundamental propósito el lograr que la sociedad reconozca la diversidad pero no se divida en ella, además de fomentar que el individuo se desarrolle de manera integral a una situación de vida, es decir, uno solo lo acerca a formar parte como si se tratase de meter todas las fichas sin importar el color, forma o tamaño a una caja sin visualizar otro propósito, mientras que el otro lo mantiene en sinergia perfecta entre ellas, utilizando sus diferencias como un factor de calidad en el ambiente, y por lo tanto, enriqueciendo el trato social y personal de todos los individuos participantes.
El incluir en el proyecto de inclusión a todos los involucrados es fundamental en un proyecto de inclusión, es el agente infalible para que un proyecto naciente se sostenga en el tiempo y rinda frutos para la empresa, la comunidad o el ámbito donde se aplique.
La inclusión social parte de conocer bien al individuo a integrar y sus necesidades especiales y/o especificas, a todos los involucrados, para lograr que su desarrollo sea óptimo por medio de un engranaje completo. Es la tarea de un agente inclusivo el de mantener un proceso de adaptación, estrategias y constante evaluación de resultados, tanto del individuo insertado como del grupo que lo recibe, y según sea el caso, cambiar la infraestructura del espacio de inclusión.
En una situación laboral, el brindarle un empleo a una persona con discapacidad solo porque tiene discapacidad resulta nocivo, tanto para el individuo insertado como de los participantes que rodean este primer paso a la integración, mientras que abrir una vacante de empleo brindando la oportunidad y apertura de que cualquier persona, sin importar su condición, gane este puesto por sus méritos, además de mantener un ambiente controlado, informado y capacitado para el desarrollo del seleccionado, sabiendo que al reclutar al personal se esta tratando con personas y no objetos: es a lo que llamamos Inclusión, un agente de cambio en la manera de manejar los recursos humanos en una empresa.
En el primer caso hablamos de una integración donde no se conoce, solo se inserta. Y en el segundo hablamos de una mirada a la diversidad que abre el camino a la inclusión social en el ámbito laboral y que conlleva no solo un paso, el de insertarlo, sino de mantener un constante control sobre lo que sucederá en su desempeño y el trato con sus compañeros de trabajo.
Es sabido que las empresas pueden cambiar el rumbo de una revolución social, ya sea acelerándola o sesgando el avance, esto por medio de sus políticas, actividades y relación con el empleado. Es con nuestros compañeros de trabajo con quienes pasamos la mayor parte del tiempo, de la riqueza en la diversidad de nuestro entorno es donde podemos construir nuevas maneras de ver la realidad y aceptar al otro, así que es muy factible que si las empresas invierten en estrategias de inclusión, y no de integración, podríamos visualizar un mejor país.
Además, cabe recalcar que la inclusión es una ventaja competitiva, ya que las empresas que asumen un cargo como agentes de inclusión con su personal e instalaciones, prosperan más y son más competitivas que el resto, esto lo sabemos por las coincidencias en las empresas con premios como Great Places to Work a nivel mundial, el top 10 de estas empresas tienen en común sus políticas de inclusión, actividades de labor social y concientización de su personal, por ello no es raro que sea los mejores lugares para trabajar y se traten de empresas muy exitosas.
¿Y por qué es esto? Al reclutar un personal mucho más diverso y mantenerlo concientizado por campañas o actividades en material incluyente, logramos un producto o servicio más abierto a todo público, a todo mercado. ¿No sería aburrido trabajar con otras 10 personas idénticas a ti? Con el mismo género, mismas preferencias, mismas condiciones sociales, físicas o económicas… ¡pues claro! Es la diversidad la que enriquece no solo un espacio, sino un producto, un servicio, una empresa, un proyecto, un país o incluso un continente completo.
¡Si a la inclusión! ¡Claro a la diversidad! … pero de manera inteligente, estratégica y propositiva.