Recuerdo que cuando era más pequeña, mis padres siempre me decían: “no camines bajo una escalera”, “no abras un paraguas dentro de la casa”, “no acaricies un gato negro” y bla bla bla tantas cosas más… y ¿saben que hacia? Si! Lo contrario.
Pasaba debajo de escaleras todo el tiempo, abría paraguas dentro de la casa y siempre, pero siempre acariciaba gatos negros (esto último porque amo los gatos jeje) ¿y que creen? Jamás paso nada malo.
Siempre he pensado que no existe la buena o mala suerte, que solo es consecuencia de nuestras acciones y en algunas ocasiones pueden ser probabilidades, tal es el caso de los juegos de azar.
Les contare lo siguiente solo como una pequeña anécdota:
La otra tarde decidí salir a dar un paseo en bicicleta para hacer un poco de ejercicio, ya estaba por terminar mi ruta cuando escuche un ruido extraño, y me di cuenta que se había ponchado la llanta de mi bicicleta, me baje de ella y comencé a caminar sujetándola; por mi mente solo paso la frase “total caminar también es ejercicio”. Esa misma tarde había olvidado hacer unas compras en el súper, así que fui; termine de comprar; pague y Salí con mis compras camine unos 100 metros
¡y mi bolsa se rompió! Todas mis compras quedaron regadas en el suelo, solo me dije a mi misma ¡no pasa nada!
Regresé al súper y pedí otra bolsa. Ya regresando a mi casa, me llamo por teléfono una amiga diciéndome que si podía ir a su casa, que solo está a 4 cuadras de mi casa así que fui caminando, solo estuve un rato y al cabo de un tiempo me despedí y me dirigí a mi casa, justamente me faltaban dos cuadras para llegar cuando comenzó a llover a cantaros, obviamente me moje así que me quite las sandalias porque resbalaban, camine por la calle descalza y disfrute de la lluvia.
¿Por qué les cuento esto?
Por qué no hay buena o mala suerte, a veces son solo cosas que pasan y nosotros decidimos cómo reaccionar ante ellas, la clave está en siempre mantener el lado positivo en cada circunstancia, es muy importante cambiar ese chip de buena y mala suerte en tu cabeza, porque hasta que lo hagan comprenderán que está en sus manos y no en el destino modificar o mejorar tus circunstancias.