Si al leer a Thomas Pynchon has sentido que tu mente vuela de un suceso a otro, de un momento a otro, cual si fuera un papalote, al pasar de una historia a otra dentro de la variopinta plétora de personajes y sientes que has entrado a una vorágine caleidoscópica narrativa, entonces no te preocupes, vas bien. En la web existen hasta manuales para poder leer sus novelas. En lo personal, el mejor consejo que podría dar es: no sigas ninguna instrucción, sigue mejor tu instinto y déjate llevar por la corriente compulsiva de Pynchon.
Su novela Contraluz no es la excepción: una banda de niños y adolescentes, conocida como Los Chicos del Azar, acompañados de un perro que habla, llamado Pugnax (¿habla o no habla?, porque tiene intervenciones de dialoguización, lee novelas además, un perro muy peculiar ese Pugnax) se montan en un globo aerostático para resolver entuertos por todo el mundo: Londres, Gotinga, Venecia, Viena, los Balcanes, Egipto, París, Hollywood y México (¡Pynchon hace actuar a sus personajes nada más y nada menos que en mi ciudad natal, Tapachula y en las faldas del volcán Tacaná, Chiapas) desde 1893 a los años posteriores a la primera guerra mundial.
Los Chicos del Azar se mueven entre una abigarrada galería de personajes: anarquistas, aeronautas, tahúres, científicos locos, videntes, heroínas y espías que se codean con personajes reales como Bela Lugosi o Groucho Marx. Todo esto lo desarrolla con magistrales conocimientos de física, cuestiones cuánticas, fotografía, minería, armas, arquitectura, arqueología, filosofía (y un largo etcétera) y la cultura de cada país del que escribe. Inclusive de mi hermosa Tapachula, que no es país, obvio.
En fin, un librito de 1337 páginas (por cierto, recién compartí con ustedes un cuento llamado Lo mató con un libro de Thomas Pynchon y me refería precisamente a éste) donde de principio a fin se siente la adrenalina y la intriga, te destornillas de risa y entre líneas te suelta cual nocauts su crítica social de lo que se le antoje.
Nació en Nueva York en 1937, también es autor de La subasta del lote 49, Vineland, Masón y Dixon y la genial novela, V., entre otros libros. Pynchon prefiere permanecer en el anonimato, de él apenas se sabe… casi nada… Sólo que en alguna ocasión ganó el National Book Award y que mandó a un payaso (sí, un payaso) a recoger el premio, y también que fue alumno de Vladimir Nabokov, quien al preguntarle por él dijo no recordarlo en clase y no saber ni quién fregados era. Y que ha salido en algunos capítulos de Los Simpson.
[…] Artículo relacionado […]