Melomanía: f pasión por la música. El wikidiccionario lo define como: «Pasión singular de una persona hacia la música, que llega a sobrepasar los límites de la razón y el entendimiento». Etimología: Del griego μέλος (canto con acompañamiento de música) y manía (afición desmedida).
Todos albergamos entre nuestras desavenencias emocionales una serie de perturbaciones y estas provocan así mismo una variedad infinita de manías y fobias, catálogo de síntomas de la locura y sus matices.
Otros de nuestros hábitos se desbocan por la adicción de toda gama de sustancias y sensaciones.
La melomanía es pues síntoma de una manía o de un adicción, es cosa de los expertos psiquiatras o psicólogos, en tanto yo: ME DECLARO MELÓMANO.
LA MÚSICA ES MI DELIRIO. ME OBSESIONA EN CUALESQUIERA DE SUS PRESENTACIONES. ME HA HECHO HACER LOCURAS, PERDIDO AMISTADES, AFECTAR A MI CIRCULO SOCIAL CERCANO. ME HA DESFALCADO.
Como cualquier adicto he buscado la sustancia para mi adicción en lugares sórdidos (cuando no existía la telaraña de la internet).
He de confesar algo sabido: que la música es una expresión tan variada que efectivamente, todos somos «consumidores sociales», de fin de semana o que con una dosis nos basta.
Sin embargo la melomanía se caracteriza por trastocar los terrenos de la decencia y el decoro, ser pues un vil atascado.
Escuchar Música puede darnos el status social y un reconocimiento de la Uniformidad «ser del montón que dice no ser del montón».
La melomanía, al menos la mía, tiene un especie de síndrome de abstinencia hacia la música social.
Es decir que mi necesidad eléctrico-neuronal, no acepta la música popular (reconozco la valía y legitimidad de cumbias, reggaetón, salsa, chachacha, ranchera, boleros etc.) No creo que haya música buena, ni mala, toda es apasionante para quien le gusta y su carácter, abstracto por definición, conlleva su valía.
El único parámetro «valido» es técnico y más relativo (ritmo, armonía y melodía) si esta afinado y acompasado ¿cuál es el pedo?
Así pues mi talante selectivo no creo que se deba a un gusto refinado o exquisito y clasista o erudito.
Y mis gustos o los reguaetoneros son igual de legítimos. AUNQUE ME ASUMO COMO ADICTO, NO PRETENDO RECUPERARME, NI CREAR UN CLUB DE REABILITACION TIPO AA.
La música ha sido compañera, amante insaciable, loca quimera, seductora y seguramente infiel (me vale). Ha trastocado mi capacidad de asimilar la poesía que se derrama de las paredes o de los cielos, de los ecos del tren (cuando era de pasajeros) o del canto de los pájaros en voz de los indígenas.
La música ha sido el ojal de una aguja para tejer con hilo negro y de plata. La música se filtra en mis sueños, me hace cantar mantras de amor, me ha liberado en muchos sentidos a pesar de ser una gran reclamante de atención.
https://laredaccion.com.mx/la-musica-y-su-impacto-en-la-neuroplasticidad/lucia/
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