Años atrás me consideraba un tipo normal, creía que estar serio siempre era mi estado natural, en muchas ocasiones no me importaba opinar sobre asuntos que consideraba superfluos y sin relevancia, solía leer mucho porque consideraba que en algún libro encontraría las respuestas de la vida, en todo ese ensimismamiento no me daba cuenta de que no era feliz; en cuestiones religiosas me consideraba un escéptico, era de los que cuestionaba siempre la existencia de un ser superior, juzgaba a menudo el actuar de mis semejantes y minimizaba sus opiniones, sobre todo sus problemas. Era un ser frívolo ante la muerte, ante los momentos de algarabía y me costaba trabajo el sentir verdaderamente un atisbo de satisfacción personal, además de paz interior; en general era de los que creían que las personas fingen ser felices para mostrar al mundo una faceta inexistente, no creía que en el mundo existiese el amor verdadero y sobre todo ‘el perdón’.
En la actualidad existen un sinfín de casos como el que les estoy planteando, vivimos en un mundo tan ajetreado y tan lleno de ocupaciones que poco nos detenemos a reflexionar sobre nuestro estado de ánimo y nuestra salud mental, vivimos más en un mundo contextual que interior. ¿Acaso te ha pasado algo similar?
Así viví durante varios años, hasta que el cometer una serie de errores que a su paso dejaron un lastre de sufrimiento en muchas personas, me alertó de que el contexto no era el problema de mis arrebatos intrínsecos, sino que el problema siempre había sido ‘yo’ y mis malas decisiones.
¿Pero qué era lo que causaba tal comportamiento? ¿Por qué me sentía como si viviera en un mundo de oscuridad sin encontrar la luz? La distimia era uno de mis problemas.
Una vez que obtuve ayuda profesional mi terapeuta me diagnosticó una forma de depresión denominada ‘distimia’ o también llamada ‘Depresión crónica’ que según la CADE (Especialistas en el Tratamiento de la Salud mental), la persona con este problema asume su estado de ánimo como una forma cotidiana, por lo que es frecuente que la persona exprese la frase: ‘siempre he sido así’ para justificar y negar su estado depresivo que por lo general es de carácter permanente, es decir, esta se puede tener desde el nacimiento o incluso desde la gestación sin darse cuenta de ello ya que su grado de percepción es variable y cotidiano.
Así como la distimia, según la Psicodex (El Servicio de psiquiatría, psicología y medicina psicosomática del hospital Universitario Quirón Dexeus), existen otras variantes de estados depresivos como: el trastorno ansioso-depresivo, la depresión atípica, El trastorno bipolar o la ciclotimia.
Y ante todo este problema ¿qué hacer?, en primera instancia es necesario hacer un recorrido reflexivo sobre lo que soy, lo que he sido y lo que deseo ser, en segunda instancia puede ayudar el realizar un test de valoración profesional para hacerte a la idea sobre la magnitud del problema, estas son comúnmente ofertados de manera gratuita en la web en páginas de especialistas, buscar fuentes de información adecuadas para conocer más sobre el tema; pero sobre todo se debe tomar en cuenta el apoyo de un Psicoterapeuta profesional, una vez consultado el médico, se puede asistir a grupos de ayuda.
Muchas gracias por la información. Gran aporte de esta web. Reciba un cordial saludo!
Agradezco su comentario, es un impulso para seguir escribiendo artículos que en cierta medida reflejen un punto de vista que apoye a otras personas. saludos!