Estoy sentada en el comedor con la piyama puesta aun, tomando el café de la mañana, preguntándome si la decisión que acabo de tomar es la correcta; la incertidumbre inunda mi mente como el café mi cuerpo. Porqué comenzar una vez más desde cero, desde nada, pero con más años agregados, el corazón roto, y sin ninguna experiencia laboral, hace que eso suene y se sienta aterrador.
Miedo…es la palabra que me representa ahora, en este momento de mi vida. Tengo y mucho, literal me cago de miedo. ¿ Y entonces por qué tomé esa decisión? porqué estaba cansada, mi vida no tenía sentido alguno, no me sentía llena, plena, «feliz».
Le pedí el divorcio…
Es como cuando un celular ya no funciona bien; ya no da su máximo desempeño, solo le sirven las funciones básicas como hacer y recibir llamadas, mensajes, etc. Las aplicaciones se vuelven lentas al igual que su desempeño y por más que quieres hacer que funcione no lo logras. Tratas de vaciarle la memoria, borrando lo «innecesario» para ver si funciona mejor pero tampoco, terminas fastidiada. Dentro muy dentro de ti sabes que hay una opción que puede funcionar: resetearlo. Osea volver a cero tu celular.
¿Qué pasa cuándo lo haces?
Todo se borra, se limpia se reinicia. Y entonces vuelves a agregarle lo que te gusta, lo que necesitas. Así con mi vida en este momento, decidí formatearla, resetearla y dejarla otra vez desde cero. ¿Qué implica esto? sin pareja, sin trabajo, por ende sin dinero, sin nada. Lo único que te llevas es un montón de incertidumbre, miedo, retos, pero también aventuras, nuevas cosas por vivir.
¿Valdrá la pena?
Te lo digo en mi siguiente post.
Volvemos a comenzar…