Todo empezó al ver una nueva sección en la red social de Facebook. Apareció ese corazón con el nombre de “Parejas” y, como siempre sucede, “la curiosidad mato al gato”. Llenar cierta información personal, datos físicos, gustos, deseos y, en cuestión de segundos aparecieron fotos de personas compatibles a ti, o eso decía. Había entrado a páginas que según se especializan en buscar compatibilidades entre personas, páginas que te ofrecen conocer al amor de tu vida, pero nunca te avisan que tiene un costo y en el mejor de los casos es monetario.
Extraños ven tu información, la que ingresaste en tu perfil, debes subir una foto para entrar a un gran catálogo de personas esperando poder llamar la atención de alguien. Si no subes esa foto tan deseada y llegas a contactar a alguien, mandándola después a solicitud del interesado, te enfrentas a groserías y majaderías “estas horrible” sería lo menos que te podrían decir.
El estricto canon de la belleza te hace a un lado. Te siguen llegando solicitudes y también empiezas a depurar: muy gordo, muy feo, tiene hijos, este parece que quiere que lo mantenga, muy viejo, muy joven; todos tienen algo que no te gusta según tu forma de ver la foto y su poca descripción, quieres conocer más personas y ver quien se interesa en ti, pero para eso tienes que pagar por una subscripción Premium.
El amor cuesta.
Ves un perfil interesante, le das “like”. Y empieza la comunicación. Mensaje de saludo, un poco de gustos, afinidades, planes a futuro y te preguntas si realmente encontraste al amor de tu vida. ¿Habrás encontrado a tu media naranja?
En la televisión, pasan historias donde personas se conocieron a través de las redes sociales y terminaron casados y felices ¿Eso me va a pasar a mí? También he visto como mujeres ha sido engañadas a través de estas aplicaciones, que han sido secuestradas, golpeadas o violadas.
Mujeres que han muerto buscando una oportunidad de felicidad a través de un dispositivo móvil, siguiendo la foto de un hombre del que no conocemos nada, sólo lo escrito en el internet.
Hemos visto perfiles falsos, engañando a jovencitas y, que, por seguir esa fantasía del amor cibernético, terminan en prostíbulos o tres metros bajo tierra.
Soy muy reacia a este tipo de relaciones.
Si aún después llevar mucho tiempo de conocidos, amigos o novios no sé llegan a conocer por completo, empiezan los problemas, las desconfianzas, los celos.
Y ¿si la relación empieza por internet? ¿Ojos que no ven corazón que no siente? Solo te pido que analices muy bien la situación, si vale la pena, adelante. Si no, es válido echarse para atrás por tu seguridad y de los tuyos. La verdad yo prefiero las relaciones a la antigüita, con personas que están al alcance de mi mano y no con un click…
Interesante y muy cierto relato. Me gustó.